El San Xoán no es la fiesta con mayor arraigo en la provincia. Sin embargo, la celebración de esta noche ha disparado el consumo de los productos típicos. En particular, las sardinas. Ayer era complicado hacerse con un kilo de este característico pescado ante la elevada demanda. Los negocios perciben un notable aumento de ventas durante estos días, gracias a los encuentros de amigos y familiares y los eventos organizados por asociaciones vecinales.
Aquí no hay grandes “cacharelas” ni baños en la medianoche, pero sí mucho interés por degustar este pescado. Así se podía comprobar ayer en la Plaza de Abastos número 1 de la ciudad, un buen termómetro para comprobar los hábitos de consumo de los ourensanos. Rayando el mediodía, era prácticamente imposible hacerse con un solo ejemplar de esta especie. “Nada, hoy ya la acabé”, zanjaban en una de las pescaderías del mercado. ¿Habrá suficiente género mañana? “Hasta que vayamos a la lonja, no se sabe nada”, respondían.
Este año, tal y como comentan los comerciantes, se está percibiendo cierto descenso en la cantidad de sardina. “Hai moita demanda, pero non hai tanta sardiña coma o ano pasado”, valora Mónica Falcón, de Pescados Paulino. De todos modos, el escenario está abierto de cara a la jornada de hoy, el día fuerte de las compras. La calidad de este año, detalla Falcón, es buena. “Non é grande, grande; máis ben tirando a mediana. Pero é boa”, matiza.
El precio de la sardina en la plaza se situaba ayer alrededor de unos siete u ocho euros el kilo. Es previsible que hoy el precio crezca aún más. En algunos supermercados se podían encontrar especímenes a un coste más económico. Las etiquetas rondaban los cuatro o cinco euros en estas superficies, aunque los ejemplares tenían un tamaño algo menor.
Costilla, chorizo y panceta
A la sardina le sale un rival que compite con ella por los paladares ourensanos en el San Xoán. Sobre las parrillas de la provincia descansarán también piezas de carne y chorizos criollos. El churrasco es la alternativa ante la elevada demanda de sardinas, y una buena opción para apoyar los negocios de proximidad. Y es algo que también se siente en la plaza.
“Algo máis do normal si que se vende”, reconoce Teresa Lorenzo, de Carnicería Rebollo, quien añade que además ayuda la variedad de tipos de carne. Sobre las carnes más propicias para asar a la parrilla, en particular el costillar de cerdo, los precios oscilan desde los cuatro euros el kilo hasta los siete para las opciones más selectas.
En algunos negocios notan aún más el impacto de esta noche. “Véndese moita carne. Antes só era de sardiñas, pero agora véndese”, afirma María Paz Lloves, de Industrias Cárnicas Milucho. Se da salida a todo: “Churrasco de falda… panceta, costilla, chourizos, criollos… coma se foran os magostos”, compara. Incluso hay clientes que han cerrado encargos para poder celebrar la noche, tal y como explica Lloves. El caso es no perderse una de las citas más señaladas del calendario festivo gallego. Aunque la “noite meiga” carece aquí del tirón del que disfruta en la costa, el humo de las brasas también hechizará Ourense.
