“Nos esforzamos para que todo esté en orden”

Al comienzo de la pandemia, el área sanitaria se enfrentó a la adaptación de dos espacios públicos, que nada tenían que ver con una atención hospitalaria. La reconversión de la Casa de Ejercicios del Obispado en un entorno para la atención de pacientes psiquiátricos tiene su reconocimiento por parte del Congreso Nacional de Ingeniería Hospitalaria. Xaime López y Luis Atanes, del servicio de Mantenimiento, junto con Dolores Durán, subdirectora de Recursos Económicos del área sanitaria, presentaron un trabajo que acabó con premio. Este reconocimiento pone en valor el “oscuro” trabajo que cada día desempeñan los encargados del mantenimiento, en una época “dura y con muchas horas de dedicación”, según López. En pocos días fueron capaces de adaptar la Casa de Ejercicios, destinada a retiros espirituales, y que acogió a pacientes psiquiátricos. Estos dejaron hueco en el Hospital de Piñor para los covid de residencias sociosanitarias. “La verdad es que actuamos con rapidez y agilidad para que saliese perfecto. Fue posible gracias al trabajo en equipo, porque era un edificio que nada tenía que ver con lo que manejábamos”, recalca López. Adecuar el edificio para la mayor seguridad de los pacientes era la principal premisa que tenían, mientras adaptaban también la residencia de mayores de Os Milagros para atender a positivos procedentes de centros sociosanitarios. “En Os Milagros nos encontramos con el problema de que no había una instalación centralizada de gases medicinales y nos obligó a organizar una logística de transporte de bombonas de oxígeno”, recuerda López. Este fue uno de los hándicaps a los que se enfrentaron, pero hubo muchos más. Desde el sótano en el que trabajan habitualmente desarrollaron en el menor tiempo posible la adecuación de tres espacios para atender a diferentes pacientes: “Tuvimos que adecuarnos a las peculiaridades de cada uno de ellos y creo que logramos una respuesta digna”, señala el jefe del servicio de mantenimiento. En la sombra El reconocimiento de la Ingeniería Hospitalaria a su esfuerzo da “ánimo” a estos trabajadores que operan en la sombra, intentando que nada falle. “Vivimos en los sótanos, pero tenemos sobre nosotros toda la estructura hospitalaria para soportarla”, afirma. Pese a la presión, en un momento de incierto, respondieron a una petición urgente para cuidar de la población. El esfuerzo intenso con el que trabajaron al comienzo de la pandemia tiene ahora su recompensa “para hacernos visibles”. Sin ellos, el buen funcionamiento de un hospital no sería posible: “Nos esforzamos para que esté todo en orden para usuarios del sistema sanitaria y compañeros de asistencial”.