Una oportunidad de oro para Ourense

Inicio del ramal que sería cedido al Concello para su transformación.
photo_camera Inicio del ramal que sería cedido al Concello para su transformación.
Fracturada por una carretera nacional, la zona entre Quintela, O Pino y el Miño se transformará si el Concello, que debe ponerse las pilas cuanto antes, aprovecha la liberación de los accesos actuales

La construcción de la variante norte de Ourense no supondrá solo conseguir ampliar el anillo de circunvalación que permita descongestionar el tráfico en el casco urbano de la ciudad, sino que es imprescindible para que el Gobierno central pueda ceder al Concello -existe ese compromiso desde hace años- el actual ramal de acceso a la urbe junto al Miño, que a día de hoy supone una clara fractura entre barrios como O Pino y el río Miño al ser una vía adaptada para velocidades de 100 kilómetros por hora.

Una vez entre en servicio el tramo entre Eirasvedras y Quintela (en 2025, si todo va según los plazos anunciados), será el momento de que el Concello, ya sea solo o con colaboración de otras administraciones, ponga en marcha el proyecto de bulevar termal diseñado durante la etapa en la Alcaldía de Francisco Rodríguez y que los sucesivos gobiernos han asumido.

Hay tiempo por delante, viendo que la obra de la circunvalación norte acaba de comenzar, para que el Concello se ponga las pilas y empiece a planificar cómo acometer la transformación de la actual carretera nacional en un bulevar con el tráfico pacificado, con espacios arbolados y de aparcamiento, en el que el peatón cobre un protagonismo especial y permita disparar el potencial que ofrece el margen derecho del Miño y los recursos termales allí existentes, con todo el horizonte de perspectivas que ofrecería la actuación.

La transformación de todo ese ámbito serviría también para empezar a coser esa cicatriz que sufren los cientos de vecinos que residen en O Pino o las viviendas sociales que tenían al lado la antigua estación de autobuses, donde está proyectada también una residencia para mayores y la urbanización del entorno.

El primer tramo de la variante norte discurre también dejando a su derecha el esqueleto del frustrado centro de interpretación de parques naturales, que sigue en pie pese a la promesa realizada por el Gobierno central en marzo de 2021 de que “en el plazo más breve posible” sería derribado para poder destinar la parcela a algún uso productivo para la ciudad.

Toda esa zona en el margen derecho del Miño ve como el proyecto de circunvalación que empieza a ver la luz supone una oportunidad de oro para un cambio de fisionomía. Solo, claro, si el Concello hace los deberes en tiempo y forma.

La activación de la circunvalación, empujón para la conexión con Lugo

Los dos tramos de la variante norte de Ourense no serían únicamente de utilidad para la ciudad, sino que el Gobierno central ha planificado este trazado como una de las partes de la prometida autovía Lugo-Ourense (A-56), que solo tiene en servicio el recorrido de menos de nueve kilómetros entre San Martiño y A Barrela, que se pusieron en servicio hace ahora dos años pero que, al ser un tramo aislado, carece prácticamente de utilidad.

El impulso de las obras entre Eirasvedras y Quintela, la consignación para licitar, si todo va bien, el Quintela- A Casilla y la aprobación del trazado entre Ourense y Cambeo este pasado verano no dejan de ser buenas noticias para retomar la esperanza de que la A-56 coja cuerpo en los próximos años. La concreción de la parte ourensana de la infraestructura y la conexión del tramo ya en funcionamiento quedaría pendiente del recorrido entre Cambeo y San Martiño.

Más retrasada está la tramitación de la parte lucense de la A-56, donde todos los trabajos realizados han caducado y requieren de una profunda actualización para tener opciones de llegar a buen puerto. En Guntín, donde arranca la autovía Lugo-Ourense, se conectaría con la A-54, operativa desde hace tiempo, para poder llegar a la ciudad de la Muralla.

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