La necesidad obliga a sus propietarios a prescindir de las alhajas, especialmente si son diamantes

Los ourensanos que venden sus joyas por la crisis son ya un 20% más que hace seis meses

Babarro, de espaldas y con la balanza de precisión en la mano, posa ante su establecimiento. (Foto: Miguel Ángel)
La venta de joyas de todo tipo aumentó en los últimos seis meses más de un 20 por ciento en los dos negocios que hay de compra de oro en la ciudad. La mayoría de las personas que cruzan a diario las puertas de ambos establecimientos se deshacen de sus alhajas (cadenas con colgantes, pendientes, broches, relojes y sortijas) por necesidad, a causa de la crisis económica. La compra de oro parece ser negocio y otros dos empresarios ourensanos solicitaron ya licencia para abrir su propio local.
La crisis económica está disparando la venta de joyas usadas en las dos casas de compra de oro y plata que hay en la ciudad, situadas en la calles Santo Domingo y Viriato. A los dos negocios acuden cada día más personas a vender sortijas, pendientes, cadenas, relojes, colgantes y broches. ‘En la actualidad podemos decir que el volumen de negocio aumentó entre un 15 y un 20 por ciento’, señaló el gerente del local de la calle Santo Domingo, Manuel Babarro.

Entre las personas que cruzan a diario las puertas de su negocio hay jóvenes y mayores ‘que, en una amplia mayoría, venden sus alhajas por pura necesidad. Otros lo hacen porque les traen malos recuerdos, como puede ser una separación o un caso de muerte. En la actualidad, tenemos operaciones todos los días’, añade el industrial.

El único requisito es ir provistos del carné de identidad y las joyas a vender. ‘Primero las tasamos y si el propietario no está de acuerdo en la oferta, se las lleva para casa’, apunta Manuel Babarro.

El precio del oro es variable. A las personas que se deshicieron ayer de sus joyas en los locales ourensanos les fue pagado, dependiendo de la calidad de material noble, entre ocho y 10 euros el gramo. La venta de joyas, tanto de oro como de plata, queda reflejada en un contrato que deben firmar ambas partes y del que hay que enviar una copia a la Comisaría del Cuerpo Nacional de Policía por si el material fue robado. ‘Los ladrones no suelen vender el botín en este tipo de negocios porque muy pronto los identificarían. Hay muchas medidas de seguridad’, explica el industrial. En los dos negocios se adquirieron en los últimos meses diamantes tallados, la mayoría de ellos incrustados en sortijas, broches y colgantes de oro. En este caso, los diamantes son valorados y abonados aparte de los gramos de oro que pueda tener la pieza.

La hora de las casas de empeño

Manuel Babarro tiene instalado en la puerta de su negocio un anuncio que dice que no se admiten empeños de joyas. En la actualidad, los ourensanos, para avalar con sus alhajas cualquier deuda, tienen que desplazarse a Vigo, Santiago o A Coruña. La mayoría de los negocios están ligados a entidades financieras y sus responsables declinaban ayer hablar abiertamente de su actividad, aunque en los dos negocios consultados en Vigo reconocían que los empeños habían aumentado un 40 por ciento en el último año. La acumulación de oro parece ser, pues, un buen negocio en época de crisis. En la ciudad no está prevista la apertura de una casa de empeño de joyas, locales donde sus dueños pueden recuperar los objetos una vez subsanada la deuda, pero a los dos negocios de compra de oro pronto se sumarán otros dos, cuyos responsables tramitan en la actualidad la licencia de apertura ante la Xunta.

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