Hay un palomo perdido por Ourense. Fue visto por última vez en el Barbaña y no pasó desapercibido. Entre otras cosas porque era de color verde, amarillo y rojo. El atuendo de este pájaro tiene una explicación: se trata de un palomo criado para competiciones deportivas, la colombicultura. Es una disciplina que consiste en entrenar a los machos de esta especie para que “conquisten” en el menor tiempo posible a una hembra. El torneo culmina cuando la meten en una jaula. La pintura se utiliza para distinguir al ganador. Y, pese a que no le impide volar, suscitó diversas críticas entre aquellos que se lo cruzaron. “No es de recibo que la gente se dedique a jugar con los animales a su antojo”, decían.
En Ourense, tan solo 13 personas son parte de esta comunidad que, a nivel gallego suma 120 adeptos. Nada que ver con los 15.000 miembros inscritos en la Federación de la Comunidad Valenciana. “El clima del sur es más favorecedor”, señala José Antonio Brillante, presidente del grupo en Galicia.
En concreto, el ave que se vio en las inmediaciones del Barbaña se había perdido en un entrenamiento en Vilamarín. Y aunque por el momento nada se sabe de ella, “esperamos encontrarla pronto como solemos hacer, dado que tienen una anilla que permite identificarlas”, señala Brillante.
Junto a las críticas de aquellos que se lo cruzaron, surgieron otras opiniones contrarias entre aquellos que se dedican al cuidado de las aves: “Los animales no deberían ser marcados, deberían poder tener otro sistema que los identificase como las anillas que se utilizan para hacer los censos”, señala el ecologista Anxo Dorrío.
Sin embargo, desde la Federación, afirman que “es una pintura especial que no es dañina, no les impide volar”. Otro experto en aves, como Marcos Braña, concuerda e indica que “son animales domésticos y son marcadas igual que cuando se hacen estudios, no tiene mayor problema”.
