En el 'Costa Concordia' viajaban 177 españoles y ninguno sufrió daño, según el Ministerio de Asuntos Exteriores. 'La evacuación fue un auténtico desastre, vi las mismas imágenes que en el Titanic', lamentó Alejandro Míguez

Una pareja de Celanova sobrevive al naufragio de un crucero en Italia

La imagen muestra lo cerca que el buque estaba de la costa cuando encalló. (Foto: ENZO RUSSO)
'Eran las mismas imágenes del Titanic'. Así resumía el naufragio del barco 'Costa Concordia' el periodista ourensano de origen celanovés Alejandro Míguez, ya hospedado con su pareja, Isabel Mociño, en un hotel de Roma, tras una madrugada de pánico cuando el buque de recreo en el que disfrutaban de unas vacaciones por la costa italiana encalló contra unas rocas a escasos metros de tierra.
Cuando se produjo el accidente, que ha dejado tres muertos y 40 desaparecidos -al parecer entre ellos hay un español- cenaban cómodamente en el restaurante, situado en la segunda planta del barco. 'Escuchamos un fuerte ruido, se fue la luz y comprobamos que el barco se inclinaba hacia un lado. Inmediatamente vimos como caían vasos, botellas y platos por el suelo', explicó. Junto a su mujer y varios pasajeros intentaron recabar información de la tripulación 'pero nos dijeron que se trataba de un fallo eléctrico y que no pasaba nada'. Intentaron mantener la calma, pero, relata Míguez, enseguida 'nos temimos lo peor; fuimos al camarote, que está en la décima planta, y cogimos la cartera, ropa de abrigo y nos colocamos los chalecos salvavidas'. La pareja optó por subir a cubierta, a tomar el aire e intentar averiguar el estado del barco, pero el servicio de megafonía les condujo a una puerta de desembarque, en la cuarta planta. Y ahí empezó su pesadilla.

En el crucero viajaban 4.229 personas de las que 3.209 eran pasajeros, y todos querían llegar sanos y salvos a los botes salvavidas y, por descontado, a tierra firme. 'Nos subieron a uno cubierto con una tela en forma de tienda de campaña y nos deslizaron con una cuerda por un lateral. Éramos 35 personas y cuando estábamos cerca del agua se percataron de que, al estar el buque inclinado, no había ángulo para rescatarnos. Estuvimos más de una hora colgando de la cuerda. La evacuación fue un auténtico desastre', lamenta Míguez desde el seguro hotel romano.

Los carabinieri y efectivos de emergencia italianos optaron entonces por devolver el bote de nuevo al barco y 'rescatarnos a través de una escalera de cuerdas hasta una lancha de la Policía italiana', desde la que, al fin y con gran alivio, lograron llegar a tierra.

Míguez y su esposa regresarán el lunes a España, sin acabar el cruero, pero ambos aún tenían ayer noche el susto en el cuerpo y estaban en permanente contacto con su familia en Celanova.

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