Los cargos se reparten por las villas para obtener el apoyo fundamental de los pequeños núcleos
El sistema electoral español prima el voto disperso y rural de las circunscripciones pequeñas como la ourensana. Por eso, los partidos han supeditado las agendas del primer sábado de campaña a mítines en villas de tamaño medio que les puedan granjear unos apoyos que valen su peso en oro, sobre todo, para frenar a los emergentes.
En esa línea, las formaciones han repartido a los cuadros orgánicos y a la militancia por diversos puntos del mapa. Tanto, que las casualidades eran inevitables: en O Carballiño coincidieron a la misma hora los actos del presidente Alberto Núñez Feijóo, en el Audutorio y los candidatos del PSOE, Rocío Frutos y García de Mañá, en la Casa da Culura del municipio.
Hasta Ceboliño se desplazó Pedro Puy, portavoz del PP en la Cámara autonómica, a un acto con las Nuevas Generaciones. Y en Leiro, la número uno de NÓS-Candidatura Galega, Noa Presas, para reivindicar la trayectoria del BNG en el Congreso y pedir una "voz de Galiza en Madrid".