PASÓ LO QUE PASÓ

Pasó lo que pasó | El turismo de la caja de los ratones

Semana Santa en Ourense
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El análisis de la semana en Ourense, de la mano de Antonio Nespereira

Antonio Nespereira ofrece su visión de lo que ha sucedido en Ourense a lo largo de esta semana.

Toca “relajarse”

La Semana Santa llega con el turismo de la caja de los ratones. Todos se mueven muy rápido, pero en diferente dirección. Apenas un fin de semana largo, pero las estampidas se miden a ritmo de dos millones de desplazamientos en Galicia. Conozca en solo tres días el Parque das Illas Atlánticas, el telesilla que no funciona en Manzaneda, siéntese en el banco de Loiba a mirar la inmensidad del océano y visite la catedral de Tui en solo cinco minutos. Coma ostras, churrasco, botelo, tortilla de Cacheiras, queso San Simón y beba albariño a la caída de la tarde frente a la playa de La Lanzada o trasiegue un ribeiro al fresquito del Miño. Como aquellos tour por varios países a los que aludía Gila: móntese en Madrid, aguante las ganas de orinar hasta Bélgica y vea el anochecer en las ruinas del Partenón. Pese al ajetreo concentrado, la gente sale para “relajarse”. Llegan a esta tierra también abducidos por los recursos ingentes que tenemos, algunos aborregados desde hace siglos. Toca otra de termalismo. Ah, ese mantra. En invierno se estrenó una campaña de publicidad que tuvo como protagonista a la modelo Nieves Álvarez y en la que a la provincia se la bautizaba como “Ourense termal, nunca dejes de soñar”. El termalismo ourensano es una pesadilla, más que un sueño. No lo ves, pero está ahí, hay que tener fe. Ya lo decía aquel estudiante, injustamente suspendido, en un examen de la antología del disparate: fe es lo que nos da Dios para entender a los curas. Fe en el termalismo es lo que nos dan las instituciones a sabiendas de que no existe, que lo nuestro es solo adiós ríos, adiós fontes, adiós regatos pequenos. De tan ricos que íbamos a ser, estamos cerrando establecimientos. O subastándolos, como se hacía con las andas de los santos en las procesiones de la fiesta parroquial. Solo pujaban los emigrantes con pasta fresca en agosto, unos chimpaos. Los retornados, ya menos, algo invierten, ninguno en termalismo.

De saldo

Uno de los balnearios históricos, situado en Baños de Molgas, cerró hace meses y salió a subasta hasta que se saldó. Poco más de medio kilo por todo, pero a punto estuvieron de despacharlo por cuarto y mitad, porque nadie veía negocio. Arnoia, uno de los santos y seña de Caldaria, encamina sus pasos hacia una residencia de ancianos. Es más seguro que en Ourense se necesite sitio donde cobijar a los abuelos que el contingente de termalistas que lleguen atraídos por el “Ourense termal, nunca dejes de soñar”, de doña Nieves Álvarez. La empresa lo intentó durante años, pero ya ni aguanta los meses de temporada alta. Por lo tanto, andadores y camas articuladas con vistas al Miño en vez de agüistas absortos con la aromaterapia, vinoterapia, músicoterapia y vicioterapia. En la ciudad, ya cansa decirlo, esta Semana Santa el termalismo que se ofrecerá será el de Atlántida, la ciudad que nadie sabe dónde está, posiblemente hundida.

El sol y el diputado

Pero la primavera está aquí. Fue tomar posesión los 14 diputados ourensanos en el Parlamento de Galicia para que el anticiclón mandase sobre la borrasca. Temperaturas que llegaron a los 30. Es el poder de los 14, que ya se adivina por el horizonte. Son dos más que los discípulos de Jesús, ahora que estamos en Semana Santa. Como el valor en la mili, se les supone afán por corregir la deriva de Ourense. Entre todos ellos hay de todo, incluyendo a un Judas, el que se vende por 30 monedas, ya saben. Este, igual por menos. 

Él sí que sabe 

Que haya en Ourense más de 16.000 casos judiciales pendientes de solución es una cifra muy preocupante, leída desde la frialdad de los papeles, mucho más desde el desasosiego que produce en quien espera respuesta por parte de uno de los pilares del sistema. Últimamente se viene hablando mucho de la Justicia, en pocas situaciones para bien. Es como hablar del árbitro en vez del partido. Se suele decir que si el debate gira hacia el papel del colegiado es que el encuentro no fue bueno. Algo parecido pasa con la Justicia, también en Ourense, pero aquí el debate se cierra pronto. Ha dicho el juez decano que “la Justicia no está en su mejor momento”. Si lo dice él, que está dentro, ¿quiénes somos los demás para llevarle la contraria?

El portafotos

Miguel Santalices
Fotos Martiño Pinal
Miguel Santalices Fotos Martiño Pinal

Miguel Ángel Santalices Vieira, ourensano de Bande, médico y diputado del PP, renovó esta semana el cargo de presidente del Parlamento de Galicia, que es algo así como renovar los votos conyugales o religiosos. El día que cumplía 69 años se divulgaba que solplaría las velas de los próximos cuatro años como representante de los 75 diputados de la Cámara.

Rueda no le dio la espalda y apostó por un valor seguro. No encaja en el perfil del polémico speaker del Parlamento británico Jonh Bercow ni tampoco creo que sea esa su pretensión. Miguel Ángel es más de la retranca, con grandes dotes para la cintura institucional, un viejo zorro del parlamentarismo. Sus invitaciones amables al “vaia rematando, señoría” o el ya más coercitivo: “O seu tempo, o seu tempo” para indicarle al diputado que haga mutis le han hecho famoso. En momentos en los que en algunos parlamentos sus presidentes juegan al partidismo, que mantenga él cierto equilibrio es notable. Así se lo ha reconocido hasta la mayoría de los diputados de la oposición absteniéndose en la votación. De momento sigue disfrutando del cargo, queda lejos que le digan “vaia rematando, señoría” o “chegou o seu tempo”.

Al poner la lupa

Radar
Radar

Es como cuando se le pisa el rabo al gato

Las carreteras ourensanas tienen cerca de una treintena de radares fijos, los ojos del Gran Hermano que todo lo vigilan, todo lo escrutan. Tienen altísima sensibilidad y su destello anticipa una reacción similar a cuando le pisas el rabo al gato. Pierdan toda esperanza los que esperan desde aquí una defensa del despendole del acelerador.

Sabemos que el dispositivo es la reacción a la acción, como una de las leyes de Newton. Es, sobre todo, la traducción del aserto tan gallego: “O que ten cu ten medo”, que incluso cantaba Siniestro Total. En Ourense el que más multa está en la N-120, en el entorno de Os Peares.  Es un vial estratégico para unir la provincia con Valdeorras, de cuyo estado de conservación dan fe el millar de baches y fochancas contabilizadas en una información publicada en este periódico hace unos meses. La promesas para el arreglo esperan tiempos mejores. Sin embargo, sus radares tienen un mantenimiento muy eficaz. Algo es algo.

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