Un vecino de Veiga (Montederramo) se recupera en el Complexo Hospitalario de Ourense de las cornadas que le dio un toro hasta dejarlo inconsciente en un prado. José Fernández Álvarez, de 60 años, esquivó la muerte gracias a su perro Boby, un mestizo de ocho años que arrinconó al toro tras hacerlo retroceder varios metros con mordiscos en las patas. La escena se repitió al día siguiente, cuando fue embestido el hijo de este ganadero, que también continúa de baja por los golpes recibidos.
Muy inteligente y como una persona. Estos son algunos de los calificativos que recibe Boby, el perro de ocho años que tiene la familia Fernández Álvarez en Veiga (Montederramo). El animal se convirtió en el protagonista del pueblo y es centro de todo tipo de mimos y elogios. Y la situación no es para menos, dado que evitó que su dueño, José Fernández Álvarez, falleciera al ser atacado por un toro de su propiedad.
Todo ocurrió el pasado 1 de noviembre cuando José Fernández llevó sus vacas a pastar en los alrededores de la localidad. En el camino se percató de que una de las reses estaba en celo y, tras cercarlas en un prado, regresó a casa a buscar el toro. Lo llevó sin ningún problema y lo dejó con las vacas hasta la tarde, recuerda su esposa.
José Fernández, como tenía previsto, fue a recoger el toro al ponerse el sol, pero lo embistió y, tras tirarlo al suelo, lo corneó hasta dejarlo inconsciente. No le abrió muchas heridas porque el toro no tenía los cuernos afilados, pero le propinó muchos golpes, ocasionándole múltiples fracturas y hematomas internos, precisa su mujer.
Mordiscos en las patas
Al herido lo acompañaba el perro que, a base de mordeduras en las patas, logró sacarle el buey de encima e impedir que se acercara de nuevo al cuerpo de José Fernández, quien yacía inconsciente sobre la hierba.
La tardanza en regresar con el ganado causó extrañeza a su esposa, que lo fue a buscar. Al llegar al prado lo encontré tirado en el suelo y el perro protegiéndolo. Llevaba un teléfono y avisé a los efectivos de emergencia, recuerda. Una ambulancia trasladó al herido al CHOU, donde estuvo varios días en la Unidad de Cuidados Intensivos.
La embestida del toro movilizó a todo el vecindario, que se hizo cargo de las vacas, mientras que el toro permaneció aislado en el prado.
Al día siguiente del suceso, el hijo del herido, Jesús Fernández, logró capturar el animal con una cuerda y amarrarlo a un poste, pero al desatarlo para conducirlo al establo, lo embistió. Le dio varias cornadas y también continúa de baja médica, relata su madre. El perro estaba con él y volvió a repetir su hazaña, sacándole el toro de encima. No nos deshacemos de Boby por mucho dinero que nos den. Es como uno más de la familia, recuerda entre sollozos la mujer. Si no fuera por él tenía una desgracia en casa, añade.
Todo ocurrió el pasado 1 de noviembre cuando José Fernández llevó sus vacas a pastar en los alrededores de la localidad. En el camino se percató de que una de las reses estaba en celo y, tras cercarlas en un prado, regresó a casa a buscar el toro. Lo llevó sin ningún problema y lo dejó con las vacas hasta la tarde, recuerda su esposa.
José Fernández, como tenía previsto, fue a recoger el toro al ponerse el sol, pero lo embistió y, tras tirarlo al suelo, lo corneó hasta dejarlo inconsciente. No le abrió muchas heridas porque el toro no tenía los cuernos afilados, pero le propinó muchos golpes, ocasionándole múltiples fracturas y hematomas internos, precisa su mujer.
Mordiscos en las patas
Al herido lo acompañaba el perro que, a base de mordeduras en las patas, logró sacarle el buey de encima e impedir que se acercara de nuevo al cuerpo de José Fernández, quien yacía inconsciente sobre la hierba.
La tardanza en regresar con el ganado causó extrañeza a su esposa, que lo fue a buscar. Al llegar al prado lo encontré tirado en el suelo y el perro protegiéndolo. Llevaba un teléfono y avisé a los efectivos de emergencia, recuerda. Una ambulancia trasladó al herido al CHOU, donde estuvo varios días en la Unidad de Cuidados Intensivos.
La embestida del toro movilizó a todo el vecindario, que se hizo cargo de las vacas, mientras que el toro permaneció aislado en el prado.
Al día siguiente del suceso, el hijo del herido, Jesús Fernández, logró capturar el animal con una cuerda y amarrarlo a un poste, pero al desatarlo para conducirlo al establo, lo embistió. Le dio varias cornadas y también continúa de baja médica, relata su madre. El perro estaba con él y volvió a repetir su hazaña, sacándole el toro de encima. No nos deshacemos de Boby por mucho dinero que nos den. Es como uno más de la familia, recuerda entre sollozos la mujer. Si no fuera por él tenía una desgracia en casa, añade.
