La organización ya agotó los 80.000 euros que otros años destinaba a situaciones de emergencia

Las peticiones de dinero, ropa y comida aumentaron un 50% en la sede de Cáritas

  Ramón Gómez esperaba ayer una limosna en la calle del Paseo. Este hombre suele acudir a alimentarse al comedor social. Es un sin ‘techo’ que se ve obligado a dormir en la calle. (Foto: Miguel Ángel)
Las familias que piden en la calle también se benefician de los programas que ha puesto en marcha Cáritas para ayudar a los que carecen de recursos que, asegura, son cada vez más. Así, la organización detectó un aumento de más del 50% en las peti ciones de comida, ropa y dinero, ayudas que complementan o son la base de la supervivencia de estas personas que mendigan en la calle, lo que provocó que ya se agotaran los 80.000 euros que presupuestaba otros años para situaciones de emergencia.
Los mendigos, desempleados o familias que piden en las puertas de los supermercados no son los únicos que solicitan limosna en la ciudad. La Policía Nacional tiene contabilizados hasta 15 más que realizan actividades musicales o mimo a cambio de un poco de dinero. También los hay, aunque menos, que se arrodillan o sientan en la acera, con el cartel que los anuncia como parados y con hijos por alimentar, explican en la Comisaría.

Según los datos que manejan los agentes, la mayoría de estas familias de pedigüeños o de limosneros individuales residen en pisos alquilados y mayoritariamente en los barrios de O Couto y A Ponte. Otros suelen dormir en el albergue municipal o casas abandonadas y se alimentan gracias al comedor social, que sólo en los últimos dos meses vio aumentado ‘en un 30% el número de usuarios’, explicaron en las instalaciones.

Todos ellos se benefician también de los programas que tienen en marcha Cáritas y Cruz Roja. Esta última atendió en el último año a 130 personas ‘sin techo’. Pero la organización humanitaria comenzó a prepararse ya para una repentina ola de frío o un temporal, momentos en los que sale de noche a la calle a ofrecer comida caliente y mantas a los indigentes.

Cáritas, mientras, ayuda en los últimos años a cinco mil personas en la ciudad, pero esta cifra está en continuo crecimiento, sobre todo en el último año a causa de la crisis. ‘Hay más pobreza de la que imaginamos’, aseguró el presidente de la entidad, Miguel Pérez de Juan.

En su sede de la calle Bispo Cesáreo siempre hay peticiona rios de ayuda, sobre todo de dinero, comida y ropa. En todos los programas, las peticiones de ayuda aumentaron un 50%, hasta el punto que el colectivo ya agotó los 80.000 euros que presupuestaba en otros años para situaciones de emergencia. ‘Las peticiones son para pagar alquileres, luz, agua e incluso para poder comer. Hay mucha gente que no llega a final de mes’, apuntó el presidente. Además, el banco de alimentos, situado en Manuel Murguía, también detectó un notable aumento de usuarios.

Limosna sí, pero lejos de casa

La mayoría de las personas que ejercen la mendicidad en la ciudad no tienen raíces ourensanas. Los que piden en los supermercados son de Rumanía y su objetivo es marcharse ‘cuando disponga de dinero para construir una vivienda en mi país.

Somos muchos de familia y no tenemos una casa en condiciones’, explica Florín Lorunet. Y hay ciudadanos que responden, dicen.

Es el caso de Carmen González, vecina del parque de San Lázaro que en la mañana daba 10 euros a un mendigo en el Paseo.

‘Me dan mucha pena. No deben tener una vida nada fácil’, aseguraba. Ocurría a mediodía y, minutos más tarde, Celia Rodríguez entregaba un euro a una mujer que ofrecía mecheros entre las calles Concejo y Juan XXIII. La indigente le proponía llevar las bolsas de la compra pero la mujer se negaba. ‘Le doy limosna porque me dan pena, pero no quiero que vayan a mi casa’, señalaba a preguntas de este periódico.




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