La Sociedade Galega de Historia Natural, con delegación en Ourense, ha solicitado la 'paralización cautelar inmediata' de los trabajos del AVE en el municipio ourensano de Laza, en pleno Macizo Central, ante el riesgo que entraña para una zona de más de 'dos mil castaños' en Cerdedelo, que no está incluida en la declaración de impacto ambiental, según informa en su página web.
En estos momentos, la SGHN ha remitido dicha solicitud a los responsables de la Subdelegación del Gobierno en Ourense, a la dirección de Ferrocarriles del Ministerio de Fomento, a la Delegación territorial de la Xunta en Ourense y al propio Ministerio de Medio Ambiente que dirige Miguel Arias Cañete, para pedir que no continúen las obras dada la presencia de un importante número de árboles autóctonos en la zona.
En total, en dicho lugar habitan 'más de 2.000 castaños', que están incluidos en el catálogo de árboles centenarios, que se podrían ver afectadas, advierten, 'en plena producción de fruto y que son fundamentales en la economía de los pueblos de Cerdedelo y Trez'.
El origen del problema, explican, es la ampliación de la superficie inicial prevista para la realización de los trabajos del AVE, de 190.000 metros cuadrados hasta los 450.000, ocupando 260.000 metros cuadrados adicionales hacia este castañar, que no ha sido incluida en la declaración de impacto ambiental.
Las obras de la línea férrea podrían afectar además a otros 3.000 árboles de ribera en un área de protección en el río Támega.
En total, en dicho lugar habitan 'más de 2.000 castaños', que están incluidos en el catálogo de árboles centenarios, que se podrían ver afectadas, advierten, 'en plena producción de fruto y que son fundamentales en la economía de los pueblos de Cerdedelo y Trez'.
El origen del problema, explican, es la ampliación de la superficie inicial prevista para la realización de los trabajos del AVE, de 190.000 metros cuadrados hasta los 450.000, ocupando 260.000 metros cuadrados adicionales hacia este castañar, que no ha sido incluida en la declaración de impacto ambiental.
Las obras de la línea férrea podrían afectar además a otros 3.000 árboles de ribera en un área de protección en el río Támega.
