EN LA CIUDAD

"Polo día paso como quero"

photo_camera Los que tienen problemas, usan este botón para pedir acceso.

La precariedad en el sistema de acceso al casco viejo causa lentitud en la renovación de las tarjetas de residentes mientras algunos usuarios confiesan el uso de callejones, como el de San Cosme, para colarse sin tener que utilizar los bolardos 

Ramón tiene 66 años y lleva ya más de 20 viviendo en la calle San Francisco, una de las zonas calientes de conflicto con los bolardos, en donde hace unas semanas un coche de policía también sufrió las consecuencias de un mal levantamiento de los mismos. "Eu úsoos habitualmente e notei un cambio", dice. El horario habilitado para carga y descarga es de 07.30 a 12,00 horas y de 14.30 a 18,00 horas, pero se le da dudoso cumplimiento. Este vecino atiende a este periódico a las 13,45 y el bolardo todavía permanece bajado. "Antes había moitos máis incidentes, pero agora pasa a maior parte do día baixado e pasan todos como queren", asegura.

A la gente de la zona le convence el sistema, aunque lo haría más rígido: "A mí me gusta como está pero preferiría que pusieran bolardos fijos, que no pueda pasar nadie, porque se pasea muy tranquila por la zona vieja y los niños podrían jugar tranquilamente en la calle", dice una señora que pasea tranquilamente por la calle Luna.

Juan Luis vive con su mujer y su hija en el casco histórico desde no hace más de tres años: "Nunca comprei a tarxeta porque cando teño que entrar fágoo por unha entrada de garaxes que hai na rúa Pena Trevinca, que vai dar á praza de San Cosme e abre ata case á noite; así que polo día eu paso como quero", dice. No es el único que usa esta picaresca. Un repartidor se muestra despreocupado por la posibilidad de que se suba el bolardo pese a que sobrepase de la hora límite: "Suelen dejarlo toda la mañana abierto, además, tenemos otra salida por Pena Trevinca que puedo aprovechar si se sube".

Marisa, de 38 años, puede entrar en el casco viejo sin usar la tarjeta de residente: "Mi garaje tiene entrada a la zona antigua y otra que da a la calle Emilia Pardo Bazán, así que los que tenemos plaza, ya ni necesitamos tarjeta para circular por aquí", apunta.

No a todos los residentes les gusta el planteamiento: "Está bien que no haya muchos coches por esta zona porque cuando se juntan los de carga y descarga por las mañanas en la plaza del Corregidor es bastante caótico, pero yo preferiría otras alternativas a los bolardos, porque por mucho que alguien no pague, no hay derecho a destrozarle el vehículo si se intenta colar", dice Luis, que vive en Pena Corneira. Otros sí sufren las consecuencias de la precariedad, como Alberto, que tiene que bajarse del coche cada vez que entra entrar al casco histórico: "No me mandaron la renovación de la tarjeta y tengo que pulsar el botón para que me abran. No soy el único en esta situación, pero nos han asegurado que están solucionando el tema", asegura con resignación.

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