Los monjes de Oseira, que detectaron una drástica reducción de caminantes, dieron la voz de alarma al Concello

Un pueblo de Cea cambia las señales para atraer clientes a sus negocios

Ni la picaresca ni tampoco las extravagancias faltan en el Camino. Los monjes del monasterio de Oseira dirigieron recientemente un escrito al Concello de Cea porque de un día para otro dejaron de acudir peregrinos para ver el monumento cisterciense y el museo etnográfico Olimpio Liste. La mayoría de los caminantes se desvían 10 kilómetros porque son conscientes de que merece la pena el esfuerzo, y muchos de ellos aprovechan para dormir en el cenobio.
Las autoridades municipales no tardaron en descubrir que 'por intereses comerciales cambian el sentido de las flechas por las que se orientan los peregrinos, que así se dirigen hacia Cotelas' en lugar de al monasterio, apuntó el alcalde de Cea, José Luis Valladares. El regidor reconoció que ya han corregido los indicadores, pero que reiteradamente se vuelven a cambiar. Los más perjudicados son los peregrinos que, o se quedan sin ver Oseira, o tienen que dar un importante rodeo.

El Concello ha informado al Xacobeo, que estableció la ruta por el Camino Real de Oseira. Sin embargo, de momento, no se han adoptado medidas.

En cualquier caso, los peregrinos siguen su Camino y sus anécdotas se multiplican, casi siempre ligadas a extravagancias de algunos personajes. 'Hemos visto gente a caballo y a unos con carreta tirada de un burro y una mula', apuntaban este mismo jueves.

Las personas con discapacidad física también se las ingenian pues 'un señor manejaba una bicicleta adaptada sólo con las manos', señalaba otro caminante ese día.

Orlando Torres, el encargado del albergue de Cea, ríe cuando se le pregunta por un hipotético peregrino que viaja desnudo. 'Eu non o vin, pero dixéronme que o ollaron no pobo de Viduedo'. Eso sí, 'aquí chegou unha carreta tirada por unha mula, e levaba o indicativo de vehículo longo'.

La mayoría de los caminantes lo hacen a pie, dice Torres, aunque otros eligen medios de transporte más llamativos y no exentos de humor; también gustan los caballos o las bicicletas; eso sí, 'las bicicletas, con el menor peso posible, son para las bajadas y los tramos llanos, en las subidas hay que empujarlas y el esfuerzo es doble', señalaba un peregrino ciclista.

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