PROGRAMA SOLIDARIO

Una plaza multicultural

La Plaza de San Martiño se transformó ayer en el centro de la multiculturalidad de la ciudad, donde 14 niños senegaleses, rusos y saharauis fueron recibidos en la ciudad por más de 50 pequeños ourensanos.

El improvisado escenario en la Plaza de San Martiño se llenó con las banderas de todos los países y los pequeños del campamento de verano de Amencer y de los centros cívicos de la ciudad recibieron a sus compañeros en un improvisado patio de colegio, donde se involucraron en juegos típicos de todos los países y probaron comidas como el cuscús, la tortilla o frutas variadas.

Ourense está muy ligada con la acogida de niños en verano y ha ampliado su programa a pequeños de Senegal; que no venían desde 2011 y se unen a los programas de Vacacións en Paz, que acerca a los niños del Sahara y a la acogida de niños rusos, a través de la asociación Ledicia Cativa.

Desde esta asociación llevan 21 años consecutivos acercando a niños que vienen de las poblaciones cercanas a Chernobil, donde la contaminación todavía es muy alta. José Manuel Borrajo, vicepresidente de Ledicia Cativa, explicaba lo mucho que asustan las fichas médicas que traen algunos de los pequeños, en las que constan las mediciones de radiación de su cuerpo y cómo el estar aquí tan solo un par de meses en verano les ayuda a limpiarse y recuperar salud.

Es llamativo el choque cultural que sufren estos pequeños los primeros quince días, a los que Borrajo califica de "dramáticos"; la frustración de no entender el idioma, las comidas y costumbres sociales y el contacto físico. Por eso preparan mucho a las familias sobre estos aspectos; "aquí una persona que te da un beso en cuanto te ve, y eso a un niño ruso le hace escapar... Te tiene miedo. Hay que advertírselo a los padres de acogida".

Pronto se adaptan y vuelven a la ciudad, mientras pueden; lo mismo que los pequeños saharauis, que año tras año regresan a Ourense huyendo de las altas temperaturas del desierto. En los años 90, llegaron a la provincia 200 niños, casi la mitad a la capital, comenta el orientador del Concello Mohamed Saleh; hoy lo hacen solamente siete al total de la provincia. Aún así, sigue habiendo familias como la de Rosa Álvarez o María Araújo que se animan a acoger a los pequeños por primera vez y que en tan poco tiempo ya no tienen dudas de que repetirán una experiencia "enriquecedora" y hablan entre las madres de hacer un viaje al campamento.

Álvarez tiene una hija pequeña y admite que el único problema son los celos de su hija que es más pequeña y que, hasta ahora, era la única; "tienen peleas de hermanos, momentos de quererse y momentos de choque, como un hermano normal". Esta madre de acogida vio la campaña anunciada en Facebook y decidió participar, se mostraba contenta por la pequeña porque tenía problemas de salud que ya le están tratando y también por su familia, por la oportunidad de ver "otras formas de vida".

Araújo también se maravilla con su pequeña, Hindu, que a sus 9 años llegó sin hablar nada de español y en 15 días "habla un montón", presume de la retentiva de la pequeña: "Nos entendemos perfectamente". Esta madre se mostraba sorprendida porque lo que le llamó la atención a su pequeña fue la fruta: "Conocen las cosas por televisión pero no las han vivido o probado. Cuando fue al supermercado y vio las uvas se abrazaba a ellas", explicó riéndose de cómo había luchado con sus hijas para que comieran fruta de pequeñas para que ahora sin esfuerzo "se la quiten de las manos".

El programa que atrae a tres pequeños senegaleses es diferente. Los niños no acuden a familias de acogida, sino a ver a sus padres, emigrados que no pueden afrontar el coste del viaje. El presidente de la asociación de senegaleses en Ourense, Ibrahima Diouf , explicó que "el plan de integración es el camino para el futuro"; y afirmó que, con los problemas que hay por el terrorismo, "estos niños son los del mañana, a los que hay que preparar lo mejor posible, quitar las barreras y abrir un camino de paz, que se consideren todos como seres humanos con derecho a la libertad e igualdad". Ellos "serán los embajadores cuando vuelvan a sus países", serán los pequeños que vuelvan sanos, felices y que hablen de su verano en Ourense. 

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