Un grupo internacional de científicos, del que forma parte el profesor del Campus de Ourense Antonio Ferriz, ha descubierto que los planetas pueden influir en la creación de manchas solares, que a su vez afectan al clima terrestre.

Reinventando al astro rey

El astrofísico y profesor del Campus de Ourense, Antonio Ferriz Mas.
Siempre se había creído que los planetas que constituyen el Sistema Solar eran demasiado pequeños frente al tamaño del Sol como para que sus órbitas y potenciales magnéticos influyesen de algún modo sobre él.
Pero resulta que no es así y entre el equipo internacional que ha realizado el descubrimiento figura un miembro del Instituto de Astrofísica de Andalucía y profesor en el Campus de Ourense. Su nombre es Antonio Ferriz y, junto a compañeros de Suiza y Estados Unidos, han sido capaces de observar cómo los planetas pueden perturbar el mecanismo responsable de generar el campo magnético en una zona clave del interior de la estrella.

La tacoclina, el nombre técnico de esa capa, es en la que influyen cuerpos como la Tierra provocando un comportamiento similar al que la Luna induce en las aguas dando fruto a las mareas. Es también en esa parte del astro, por tratarse del origen del flujo magnético, donde nacen las manchas solares que luego se hacen visibles en la superficie. Las manchas inciden en aspectos terrestres como las variaciones climáticas o los satélites espaciales.

Los resultados de este estudio fueron publicados en la revista 'Astronomy & Astrophysics', considerada la más prestigiosa de Europa en su categoría. La magnitud del proyecto y su ruptura con el pensamiento tradicional llevaron a la publicación a considerarlo como el descubrimiento del pasado mes de diciembre.


MEDIR EL HIELO

El resultado obtenido por el equipo del que forma parte Antonio Ferriz no sólo ha sido sorprendente, sino también inesperado. Los científicos buscaban reconstruir la historia del magnetismo que el Sol ha ido provocando en la Tierra en los últimos 10.000 años. Perforar un bloque de hielo en la Antártida y sobre Groenlandia fue el método elegido para leer la historia del astro rey a través de las partículas presentes en el agua congelada.

Según destaca el profesor titular de Ourense, es conocido que el Sol presenta ciclos de 11 años, dentro de los que oscila la actividad magnética entre un mínimo y un máximo, pero no existe, por el momento, causa conocida para ello. Sin embargo, la estrella central del Sistema Solar ha presentado en este tiempo otros ciclos de 88, 104, 150, 208, 506, 1.000 o 2.200 años, que responden a épocas como la llamada 'pequeña edad de hielo' europea desde mediados del siglo XVII hasta principios del XVIII, una etapa en la que casi no se produjeron manchas solares. De este modo, el comportamiento de los planetas podría predecir, a largo plazo, estas anomalías. En cualquier caso, los científicos han logrado desvelar un pequeño secreto del astro rey que marca nuestros días.

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