Aniversario

Soplar 105 velas a base de fuerza de voluntad

Dolores Fernández sopló las velas junto con la foto de su difunto marido.
photo_camera Dolores Fernández sopló las velas junto con la foto de su difunto marido.
Dolores Fernández, vecina del barrio de Santa Teresita, cumplió el viernes 105 años después de un 2020 en el que sufrió una caída que todo lo complicó. Acompañada de su hija, sopló las velas en un día repleto de llamadas familiares desde Montevideo o Sevilla.

Las velas se encendieron para Dolores Fernández, una vecina del barrio de Santa Teresita y natural de Chantada que el pasado viernes cumplió 105 años. Acompañada de su hija, Marisa Rodríguez, festejaron esta fecha de una forma diferente por culpa de la pandemia pero igualmente agradecidas de disfrutar del día juntas. "Tengo que dar gracias a Dios por llegar a ellos, porque lo hago con buena salud y me voy defendiendo yo sola", reconoce esta centenaria. 

Llegar a esta edad no ha sido sencillo en el último año en el que, además de la pandemia, Fernández sufrió una caída que le provocó un edema cerebral. "Ocurrió en junio y estuvo ingresada, los médicos pensaron que no hablaría ni caminaría de nuevo. A base de fuerza de voluntad lo logró y ellos quedaron alucinados con su recuperación", recuerda su hija. 

Ahora no falta a sus citas con la misa diaria, cumpliendo ambas todas las medidas de prevención, y de algún que otro paseo en el parque. "Vamos las dos por la mañana, que hay poca gente, y ella aún da unas cuantas vueltas a él con la ayuda de su andador", cuenta Rodríguez. Para su hija es un apoyo inestimable, a la que no duda en ayudar con las tareas del hogar. "Me echa una mano con la comida y con algunas cosas más para que se mueva algo", expresa Rodríguez.

La familia Rodríguez Fernández llegó a Ourense en los 60 y desde entonces aquí se establecieron. Fernández, además de Marisa, tiene otro hijo, Pablo Rodríguez, dos nietos y tres bisnietos que, unidos a sus 30 sobrinos, se reparten por toda España y llegan incluso a Uruguay, donde tienen parientes. 

Nadie se lo perdió

 

Para clebrarlo contaron con una tarta y las obligadas velas con el número 105. El difunto marido de esta centenaria tampoco faltó a esta cita y, junto a su fotografía, lo recordaron. El resto de la familia, que no pudo pasar el día con ellas como otros años por culpa de la pandemia, cogieron el teléfono para felicitarla. "Yo ya le dije de broma que no iba a hacer falta una telefonista para atender a tanta llamada en los dos teléfonos que tenemos", cuenta risueña Rodríguez. 

Esta vez se adaptaron y en lugar de tener la casa llena de gente, atendieron esas llamadas con conexiones desde Salamanca, Sevilla, Almería o la capital uruguaya, Montevideo. El deseo para 2022, llegar a los 106 rodeadas de todos esos que faltaron el viernes. 

Te puede interesar