La subestación de As Portas suma cinco meses de retraso

Zona de Venda da Capela, con el túnel de Espiño a la izquierda, en la que se construirá la subestación.
photo_camera Zona de Venda da Capela, con el túnel de Espiño a la izquierda, en la que se construirá la subestación.
Es el único contrato del AVE adjudicado en 2021 en el que todavía no han comenzado las obras

La línea de alta velocidad sigue pendiente de una obra que si bien no resultó imprescindible para su inauguración el pasado mes de diciembre, si que condiciona de manera sustancial su futuro pues de ella depende la capacidad para soportar el incremento de trenes circulando por el tramo gallego. Se trata de la subestación eléctrica de tracción de As Portas, cuyo emplazamiento está previsto en el entorno de la estación Venda da Capela, de la vieja vía de Zamora, muy cerca de la salida Oeste del túnel de O Espiño de la línea del AVE.

La obra fue adjudicada el 16 de noviembre de 2021 a Control y Montajes Industriales (CYMI), Electrén y la ourensana Segade,  que concurrieron a la licitación bajo la fórmula jurídica de unión temporal de empresas con el nombre de UTE Subestación Las Portas. La formalización del contrato se llevó a cabo el 3 de enero de 2022. 

Pero el plazo para la ejecución de las obras, de 18 meses, todavía no ha empezado a contar porque no se ha cumplido el último trámite necesario para el inicio de las obras, que es la firma del acta de comprobación de replanteo, aunque lo habitual es que dicho acto se realice alrededor de un mes después de la firma del contrato. Otras obras, adjudicadas con posterioridad, ya están en marcha desde hace meses. Concretamente, las de los dos primeros tramos de la variante exterior. 

Sin noticias

A punto de entrar en el mes de junio, no se atisba el más mínimo movimiento ni en el entorno del futuro emplazamiento de la subestación eléctrica, ni a lo largo de los más de 12 kilómetros de trazado de la nueva línea de alta tensión que conectará la instalación ferroviaria con la fuente de su suministro, la subestación de Red Eléctrica Española en Conso. Desde el Concello de Vilariño de Conso aseguran que no hay ninguna noticia sobre cuándo comenzarán las obras. 

Y si bien, de acuerdo con la Ley del Sector Ferroviario, el Adif no tiene necesidad de solicitar licencia municipal en las obras de infraestructuras ferroviarias, sí es cierto que en un municipio que tiene poco más de quinientos habitantes y un único restaurante al que acuden a diario los trabajadores de las centrales eléctricas del entorno, cualquier indicio relativo a próximos movimientos de trabajadores y maquinaria habría sido detectado fácilmente. 

De hecho, el tendido de la línea de alta tensión arranca desde apenas unos cientos de metros de la Casa Consistorial de este municipio y recorre 12,74 kilómetros sustentado por 35 gigantescas torres de estructura de celosía metálica, pasando de sesgo por los términos municipales de Viana do Bolo y A Gudiña para volver nuevamente a Vilariño de Conso a la altura de Venda da Capela, donde en una superficie de cuatro mil metros cuadrados se instalará el equipo de transformación y el edificio técnico.  

Con el retraso ya no podrá estar en servicio al menos hasta 2024, cuando la previsión es que aportase electricidad a la catenaria a partir de 2023. Una energía 100% renovable ya que procede de las centrales hidroeléctricas de los cuatro embalses existentes en el término municipal. En tres de ellos se encuentran sus presas: As Portas, Cenza y Edrada-Conso, así como la cola del embalse de O Bao.

Una infraestructura que condiciona el incremento de trenes

La subestación de tracción de As Portas parece una obra gafada. Su tramitación se retrasó tanto que no llegó a tiempo para la inauguración de la línea de alta velocidad. Entonces no era necesaria con un tráfico de diez trenes diarios por sentido, de los cuales solo dos son AVE, que tienen una gran demanda energética para alimentar sus más de diez mil caballos. Ahora que está adjudicada, el retraso se produce en el inicio de las obras. Dilatar cinco meses el acta de replanteo en una obra que dura año y medio resulta totalmente anormal. 

Es verdad que, como se ha demostrado, era perfectamente prescindible para que los trenes circulasen por la línea en esta primera fase. Pero su ausencia condiciona el futuro incremento de frecuencias ya que con una distancia de 140 kilómetros entre las dos subestaciones que trabajan en la actualidad, Arbillera en Zamora y Amoeiro en Ourense, la capacidad para que circulen simultáneamente varios trenes por el tramo gallego de la línea está limitada. Siempre que las nuevas frecuencias se separen unas de otras, no hay problema. 

El suministro eléctrico a esos diez trenes diarios está asegurado. Pero las dificultades llegarán en el momento en el que se plantee la necesidad de incrementar el número de servicios en horas punta, de acuerdo con la demanda, o entren en juego las operadoras que compiten con Renfe, que buscarán precisamente esos nichos de mercado, de trenes que permitan a los usuarios aprovechar mejor el viaje de ida y vuelta en el día.

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