El municipio de Ourense cuenta en la actualidad con 106 licencias de taxi, unos profesionales a los que la crisis económica también afecta con crudeza y que afrontan con más sacrificio y horas al volante.

Taxistas, catorce horas al volante

En mundo del taxi se ha convertido en uno de los grandes afectados por la crisis económica en la ciudad, y desde el colectivo se ha reconocido una reducción de entre un 20 y un 30% de los ingresos del sector en la ciudad, que incluso en los últimos meses ha llegado a ascender hasta el 40%, un dato que preocupa a un gremio que difícilmente puede encontrar soluciones a corto plazo para revertir la situación.
La medida por la que más se han inclinado los profesionales del sector ha sido la de aumentar el número de horas diarias de trabajo. La ausencia de una norma establecida respecto a la duración de horarios laborales por cada profesional es la única forma de modificar en favor de una mayor productividad las rutinas y los números de un sector en el que está todo prefijado.

Y es que con el fin de evitar el exceso de profesionales del sector, en el año 1980 se estableció un parámetro municipal que mantenía en un vehículo cada mil habitantes la proporción máxima de licencias, lo que supone la cantidad fija de 106 taxis en la ciudad, que desde el Concello consideran suficiente y reconocen que nunca ha generado quejas en el sector en ese aspecto.

Asimismo, se estableció una tarifa equitativa para viajes intermunicipales, con el fin de que los trayectos a larga distancia mantengan el mismo precio, como sucedería, por ejemplo, si el recorrido fuese Ourense-Vigo o Vigo-Ourense, de modo que ninguno fuera más caro que el otro.


DIFERENTES PERFILES

El taxi urbano y el rural presentan grandes diferencias en lo que a tarifas se refiere. En el caso de los primeros, la bajada de bandera cuesta 2,03 euros, se paga a 1,06 a euros el kilómetro recorrido, 23,02 euros la hora de espera y 0,35 euros cada bulto suplementario de equipaje; mientras, en el rural se paga a 1,09 euros el kilómetro recorrido y a 14,37 euros la hora de espera, mientras que no se cobra la bajada de bandera ni el equipaje. Por tanto, se tiene en mente un modelo en el que los clientes de la ciudad son viajeros en su mayoría, mientras que los de rural son habitantes de los propios concellos que viajan a otros puntos del mismo término.

No obstante, uno de los aspectos que más han reivindicado los taxistas es el de los vehículos adaptados para discapacitados. Según el presidente de la Federación Provincial, Francisco José Álvarez, en la ciudad sólo hay dos taxis con estas características, una cantidad que considera 'suficiente', pero reconoce que 'no vendría mal que hubiera más, dado que representan un beneficio tanto para el Concello, como un servicio que presta a los ciudadanos, como para nosotros, aunque con un taxi no adaptado seguimos realizando nuestro trabajo'. Álvarez reconoció que hacerse con un vehículo adaptado 'tiene su coste', dado que se tienen que hacer importantes adaptaciones mecánicas o bien comprar uno nuevo, pero criticó que los concellos no quieran apostar por este tipo de taxis 'por el mayor gasto en combustible que representan'.

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