Una peligrosa banda, con ramificaciones, sembró el terror entre 1985 y 1990 en el rural ourensano

Los temidos ‘encapuchados‘ de los 80

Las detenciones de las que dio cuenta el diario La Región  en aquella época. (Foto: José Paz)
El grupo o grupos de delincuentes que este último mes está asaltando casas de jubilados en el rural, todos pensionistas, tiene reminiscencias en la década de los 80, cuando una peligrosa banda, a la que también le salieron imitadores, sembró el terror en peque ños pueblos situados en una franja de 40 kilómetros (entre Carballiño-Paderne-Celanova). La Guardia Civil desmenteló a la llamada Banda de los Encapuchados, liderada por Delfín Vázquez Sotelo, a la que llegó a relacionar con cerca de 40 robos.
La Guardia Civil pretende a toda costa evitar que estos últimos robos con intimidación a ancianos acaecidos en pequeñas poblaciones se conviertan en un contínuum de víctimas y un ‘revival’‘ de lo acaecido a mediados de la década de los 80. Entonces, la apodada como ‘Banda de los Encapuchados’, con Delfín Vázquez Sotelo a la cabeza, oriundo de Maside y fallecido al poco tiempo de salir de prisión, consiguió sembrar el terror en el rural ourensano.

Aquella investigación policial, que también llegó a concluir que al núcleo primigenio de la banda le salieron salvajes imitadores (1990), que añadieron el componente de la violación a sus acciones delictivas, se convirtió en un verdadero quebradero de cabeza para las fuerzas de seguridad. Entre 1985 y 1990, el Instituto Armado llegó a contabilizar hasta 40 robos con intimidación en casas y algún banco (en algunos de ellos se produjeron agresiones sexuales). Las pesquisas policiales le atribuyeron el grueso (un 80%) a la llamada Banda de los Encapuchados si bien en las diligencias judiciales no quedó probada esa extensa relación.

Los robos en viviendas se circunscribieron a un radio de acción de unos 40 kilómetros y la selección de las víctimas no era casual: ancianos que vivían en núcleos aislados, que solían guardar la pensión o los ahorros en sus domicilios. Además, según los informes policiales de la época a los que tuvo acceso La Región, previamente al golpe, recababan información en los pueblos bajo la apariencia de vendedores ambulantes.

En una primera fase de la operación policial, gracias al soplo de un confidente, se detuvo a tres implicados en la madrugada del 25 de marzo de 1988, cuan do supuestamente se disponían a dar un nuevo golpe en un casa de Allariz: Delfín Vázquez, Juan Jiménez Montoya y Jorge Juan Gabagles Montoya. Meses después también se desarticuló la red de peristas y receptadores a los que iban a parar las piezas robadas y se detuvo a Miguel Gabarri Montoya; Alfonso Iglesias López; Enrique Jiménez Montoya, Avelino Benito Gabarri y José Gabarri Montoya.

Al grueso del grupo, con antecedentes por robos, sólo se les pudo condenar por tenencia ilícita de armas y receptación.

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