CRÓNICA

“Para un teniente de Tráfico casi nunca hay un horario"

photo_camera Los agentes entregan chalecos a los peregrinos

El destacamento de Tráfico de Verín es el encargado de vigilar las carreteras de parte de la provincia. Acompañamos a varias patrullas en su trabajo de vigilancia y control.

Son las diez de la mañana y el cuartel de la Guardia Civil de Ourense ya está operando desde hace unas cuantas horas. Parece que nunca duerme. El teniente Juan Carlos Nogueiras, del destacamento de Tráfico de Verín, nos recibe. La primera actividad que realizarán él y sus dos agentes en motocicleta es ir a entregar chalecos reflectantes a los peregrinos del camino de Santiago, a su paso por Ourense, y advertirles de cómo tienen que circular por la vía: “Dentro de nuestras funciones, está la de concienciar también a los peatones”, explica el mando. Pero la tranquilidad dura muy poco ya que la radio del coche patrulla informa que el grupo especial de Transportes ha interceptado a dos camiones en la A-52 a la altura de Verín, y que el conductor de uno de ellos dio positivo en drogas. Tras entregar los chalecos a tres peregrinos, atrás se queda la patrulla de motoristas, y el teniente se abre camino a la A-52. 

Durante el viaje, Nogueiras explica que “para un teniente casi nunca hay un horario, depende de lo que pase en el día, estoy más o menos tiempo con el uniforme puesto”.

Finalmente, llegamos al destino, en donde están parados dos camiones. El teniente procede a saludar a los dos agentes motoristas que enseguida se ponen firmes con la mano en la cabeza y exclaman: "A la orden mi teniente". Ambos agentes explican la situación a su superior y enseguida proceden uno de ellos transportaba baterías y el ácido se derramó por toda la carga, lo que se traduce en "una multa de 4.000 euros". El otro dio positivo en dos sustancias estupefacientes "por lo que perderá seis puntos y deberá pagar 1.000 euros", explican. Tras eso, el teniente debe acercarse a su oficina en Verín para hacer "el trabajo que no se ve". Eso se traduce en burocracia. El teniente es saludado por el personal del destacamento: "A la orden mi teniente", y así como diez o doce veces. Parece que la disciplina en la Guardia Civil y el respeto al superior es algo incuestionable y, al parecer, necesario. 

Ya son cerca de las dos de la tarde, y la jornada estaba rozando ya el ecuador. Tras el aburrido trabajo de oficina entre firmas de atestados, denuncias, envíos, etc. Se une al grupo el guardia civil Nieto, conductor de la patrulla. 

El día acaba con un control de velocidad masivo cerca de Ourense, y los agentes paran los coches que, según el radar móvil, han cometido exceso de velocidad. Atrás s quedan casi 12 agentes que, en el escaso transcurso de una hora y media, impusieron 45 multas por exceso de velocidad a los conductores que circulaban por la A-52.

 La jornada remata de nuevo en el cuartel de Ourense, en donde la actividad sigue igual  de frenética que por la mañana. 

Te puede interesar