ENTREVISTA

“El termalismo reduce
 el gasto farmacológico”

Julián Tejerizo, jefe del Servicio de Termalismo Social del Imserso

El jefe del Servicio de Termalismo Social del Imserso, Julián Tejerizo, será uno de los participantes en el próximo foro monotemático organizado por La Región, en este caso en torno al "Presente y futuro del termalismo de Ourense". Tejerizo ofrecerá, en el marco de este foro, que se desarrollará el próximo jueves en el Centro Cultural de la Diputación Marcos Valcárcel, la conferencia "Perspectivas futuras de los programas públicos de termalismo social".



¿Qué ofrece el Programa de Termalismo Social del Imserso?

La principal fortaleza del Programa de Termalismo del Imserso es el alto grado de satisfacción de los usuarios. Podemos destacar, igualmente, los indudables efectos positivos del tratamiento termal sobre la salud de los participantes, así como el alto índice de repetición de ellos del programa un año tras otro y el creciente conocimiento de esta iniciativa entre la población. Por ello, la potencialidad del Programa de Termalismo Social es elevada, tanto por el incremento de las personas interesadas en participar en el mismo, como por el número de nuevas plazas que el sector empresarial y la Administración ponen a disposición de los usuarios año tras año.



¿Cómo nace esta iniciativa?

Para salvar, en gran medida, las dificultades económicas que conlleva la cura termal a las personas de la tercera edad, el Ministerio de Asuntos Sociales puso en marcha, en el año 1989, el proyecto de implantar un Programa de Termalismo Social. Se establece y regula mediante Orden de 15 de marzo de 1989 (B.O.E. del 19-III-89). Este programa se crea como una prestación sociosanitaria, complementaria a las prestaciones del Sistema de la Seguridad Social, y está dirigida a las personas mayores y a los pensionistas de invalidez. Hay que tener en cuenta que la mayor parte de los socios que atendemos cobran menos de 1.200 euros de pensión, siendo el precio medio de una estancia estándar de 10 días de 600 euros en un balneario; si no contasen con este programa del Imserso -que se lo abarata hasta la mitad o menos-, habría muchos mayores que no podrían acceder a este tipo de estancias de balneoterapia.



¿Con qué objetivos nace el programa?

Con un doble objetivo: ofrecer la posibilidad de acceder a las curas termales en los balnearios contratados al colectivo de personas mayores, a unos precios reducidos, promoviendo el envejecimiento activo y contribuyendo a mejorar su calidad de vida. Y, por otra parte, favorecer la creación y el mantenimiento de puestos de trabajo, directos e indirectos, en los establecimientos termales, revitalizando económicamente las zonas geográficas donde se encuentran las estaciones termales.



¿Qué beneficios ofrecen a los usuarios estos programas de termalismo?

Dos tipos de beneficios, por un lado estamos hablando de una iniciativa que se está desarrollando dentro de las políticas de envejecimiento activo, que fomenta y mejora la movilidad e independencia física de los mayores. El segundo beneficio, que está demostrado por diversos estudios realizados en los últimos años, es que se reduce el consumo de fármacos entre los usuarios que han hecho uso de estas estancias en establecimientos balnearios; eso no sólo es un beneficio para quien padece la dolencia, sino también para el propio Estado, que no tiene que subvencionar esos fármacos.



¿Cómo ha sido la evolución de uso de este programa?

Aunque hasta 2012 habíamos tenido un aumento constante de los usuarios, alcanzando los 230.000 ese año, se produjo un bajón con la crisis y el último año nos quedamos en los 209.222, aunque a partir de ahora tenemos la intención de ir creciendo en cobertura, a razón de dos mil plazas anuales.



¿Cómo está Galicia en el conjunto nacional de esa red de balnearios?

Galicia es la región que destaca más a nivel nacional, con un 11,8% de las plazas, registrando Ourense un 3,23 % de las ocupaciones.



¿Qué novedades planea para el futuro inmediato?

Entre otras cosas, rebajar a 55 años la edad mínima de las personas viudas que pueden tomar parte en el programa, que ahora está en los 60 años.

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