Las fuerzas de seguridad, Tráfico, Seprona y Policía Autonómica, vigilan la raia para impedir el paso a los camioneros que transportan madera sin que fuera tratada en Portugal. Los agentes intentan evitar la entrada de un gusano que seca los pinos.
Los pinares de Portugal proporcionan más de 250.000 metros cúbicos de madera cada año a los madereros de la provincia. La mayoría de los troncos son transportadas por carretera, pero el trasiego de camiones podría reducirse considerablemente en los próximos meses. La Guardia Civil de Tráfico, Seprona y Policía Autonómica vigilan constantemente los viales fronterizos e inspeccionan cada uno de los camiones cargados de madera para impedir el paso del nematodo del pino, un gusano conocido científicamente como Bursaphelenchus xilophilus, que destruye los pinares.
La vigilancia, que comenzó la semana pasada, se puso en marcha obedeciendo a una norma tiva europea, que impide la salida de madera de pino de Portugal sin que fuera tratada químicamente en origen. El tratamiento es para impedir la propagación de la enfermedad y los agentes inspeccionaron sólo en la última semana 15 transportes, de los que ocho camioneros tuvieron que dar la vuelta. Los vendedores de madera en el país vecino tienen la obligación de facilitar a los transportistas una guía, un certificado que acredita que la carga fue tratada contra el nematodo, afirmó el presidente de la Asociación Provincial de la Madera, Elier Ojea.
Este colectivo envió una carta a todos los madereros de la provincia para advertirles de los controles y de las limitaciones en las compras de madera en Portugal. Los transportistas que no soliciten el certificado del tratamiento se enfrentan a sanciones que van desde los 3.000 a los 6.000 euros, dependiendo del volumen de la carga. Todos los camioneros que cargan madera de pino en Portugal no deben olvidarse de solicitar la guía, que es un modelo único que facilita el Gobierno luso obligatoriamente a todos los proveedores del país que la pidan, añadió Elier Ojea.
Los controles mantienen crispados a los empresarios del sector, tanto lusos como ourensanos, que en época de crisis económica temen una caída de las ventas y de los ingresos.
No podemos hacer el tratamiento
Alfredo Alves tiene una empresa de madera en Vila Real y sus clientes son gallegos. La ventas bajaron un 60 por ciento desde que comenzaron los controles, afirma. El industrial está interesado en cumplir la normativa, pero somos una empresa pequeña y no disponemos de medios para el tratamiento, afirmó. La falta de madera lusa comienza a preocupar a las empresas ourensanas. En las subastas que organiza Medio Rural cada vez hay más empresarios, señaló Elier Ojea.
La Consellería anunció a principios de año que subastaría 250.000 metros cúbicos de madera en el 2008, pero a día sólo sacó a concurso 103.823 metros.
La vigilancia, que comenzó la semana pasada, se puso en marcha obedeciendo a una norma tiva europea, que impide la salida de madera de pino de Portugal sin que fuera tratada químicamente en origen. El tratamiento es para impedir la propagación de la enfermedad y los agentes inspeccionaron sólo en la última semana 15 transportes, de los que ocho camioneros tuvieron que dar la vuelta. Los vendedores de madera en el país vecino tienen la obligación de facilitar a los transportistas una guía, un certificado que acredita que la carga fue tratada contra el nematodo, afirmó el presidente de la Asociación Provincial de la Madera, Elier Ojea.
Este colectivo envió una carta a todos los madereros de la provincia para advertirles de los controles y de las limitaciones en las compras de madera en Portugal. Los transportistas que no soliciten el certificado del tratamiento se enfrentan a sanciones que van desde los 3.000 a los 6.000 euros, dependiendo del volumen de la carga. Todos los camioneros que cargan madera de pino en Portugal no deben olvidarse de solicitar la guía, que es un modelo único que facilita el Gobierno luso obligatoriamente a todos los proveedores del país que la pidan, añadió Elier Ojea.
Los controles mantienen crispados a los empresarios del sector, tanto lusos como ourensanos, que en época de crisis económica temen una caída de las ventas y de los ingresos.
No podemos hacer el tratamiento
Alfredo Alves tiene una empresa de madera en Vila Real y sus clientes son gallegos. La ventas bajaron un 60 por ciento desde que comenzaron los controles, afirma. El industrial está interesado en cumplir la normativa, pero somos una empresa pequeña y no disponemos de medios para el tratamiento, afirmó. La falta de madera lusa comienza a preocupar a las empresas ourensanas. En las subastas que organiza Medio Rural cada vez hay más empresarios, señaló Elier Ojea.
La Consellería anunció a principios de año que subastaría 250.000 metros cúbicos de madera en el 2008, pero a día sólo sacó a concurso 103.823 metros.
