Se traspasa autoescuela rural: "Quero que traballen a miña autoescola"

Manuel Dorado en su autoescuela, ubicada en Bande. (FOTO: MARCOS ATRIO).
photo_camera Manuel Dorado en su autoescuela, ubicada en Bande. (FOTO: MARCOS ATRIO).
Manuel Dorado tiene una autoescuela en Bande y otra en la ciudad que quiere traspasar. Eso sí, con ciertas condiciones, a alguien dispuesto a “traballar” un negocio que le mantuvo a flote durante los últimos cuarenta años

La autoescuela de Manuel Dorado es la única que existió -y por ahora lo sigue haciendo- en la historia de Bande. El año que viene será su 40 aniversario y su dueño, toda la vida al frente del negocio, quiere traspasarla, aunque no le gusta emplear esa palabra, prefiere a alguien que “quera traballala”. 

En la provincia hay 54 autoescuelas, la gran mayoría concentradas en la ciudad, seguida de Verín y O Barco. No hay otro negocio como el de Dorado hasta llegar a Celanova, ni ninguna otra autoescuela en un núcleo rural del tamaño de esta localidad. 

De hecho, el propietario afirma que sus clientes tienen un perfil diferente: “Son mozos que quedan a traballar na comarca ou maiores que o precisan para facer algún traballo”, explica. A diferencia de la ciudad, donde los aspirantes son, sobre todo, universitarios, opositores o, en general, jóvenes que cumplieron la mayoría de edad. 

Aunque las clases teóricas se imparten en Bande, para realizar las prácticas Manuel lleva a sus alumnos hasta la ciudad de Ourense y al terminar los retorna de vuelta al pueblo. Lo mismo ocurre en Verín o Xinzo, la única villa “privilegiada” es O Barco. “Teñen sorte porque é máis pequeno e cómodo para facelas, e xa examínanse alí”, indica. 

A conducta e a educación ó volante ten que cambiar. Hai moita violencia e grasividade", opina Manuel Dorado

Dorado comenzó en el mundo de las autoescuelas en Madrid, donde pasó cinco años hasta que regresó a Bande. Allí, en 1.984,  abrió una y en Ourense otra. En cuatro décadas pasaron miles de alumnos por sus clases y el profesor se acuerda de la mayoría. 

Todavía hoy recuerda historias que le hacen reír, como una ocasión en la que uno de sus aspirantes se presentó a una prueba y le preguntaron “cantos parasois ten o coche?”. El joven respondió “dous”, pero cuando el examinador le mandó señalarlos, “o rapaz non soubo dicir onde estaban”, relata Dorado. 

Con ellos vio cambiar la normativa en repetidas ocasiones, cómo se eliminaron los exámenes para personas que no saben leer ni escribir y, sobre todo, como se perdió cierto interés por el carné. “Ademais cambiaron os tempos, antes circulaban 50 coches pola estrada, agora hai 50.000. A esixencia é maior, sobre todo se queremos reducir a siniestralidade”, señala el propietario.

Una de las asignaturas pendientes que queda en lo relativo al tráfico es, para él, la actitud: “A conducta e a educación ó volante ten que cambiar. Hai moita violencia e agresividade”, opina. 

Sin necesidad de carné

A la dificultad para encontrar relevo generacional para dar continuidad al negocio, se suma el hecho de que el interés por el carné no es el mismo. “Co avance do transporte, hai moita xente que directamente non o necesita e non o saca”, afirma Dorado. “Antes era impensable cumprir os 18 anos e non ter gañas de sacalo”, añade. 

Sin embargo, el confía en que es un muy buen negocio porque “xa está todo montado”, solo pondría alguna condición.

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