Pocas tiendas en Ourense tienen un nombre que simboliza también el espíritu del negocio. La Lucha lleva más de un siglo en pie y resistiendo el cierre de las demás sombrererías de la ciudad. Desde que en 1917, Fausto, quien trabajaba en una fábrica de sombreros, decidió montárselo por su cuenta y abrió el establecimiento en la rúa das Tendas.
Hoy en día, es Pablo Rodríguez Pachón, su bisnieto, quien continúa con la tradición familiar. “Hay que ser un poco estoico. Los años en que el sombrero era un completo habitual fue un negocio que funcionó muy bien. Ahora subsistimos. Sé que no me voy a hacer millonario”, cuenta Pablo. Tal es ese estoicismo que ni el revés sufrido en 2022 con la rescisión del contrato de alquiler del local en el que llevaban 105 años pudo con ellos. “Fue una situación muy fea, los caseros decidieron venderlo para hacer un piso turístico. De la noche a la mañana nos dijeron que nos teníamos que marchar, sin respetar el contrato ni nada”, explica el ourensano. El traslado no fue muy lejano, apenas dos metros en línea recta para ocupar el local de a lado, una decisión de la que su dueño ha resultado muy satisfecho, “ojalá lo hubiera hecho antes”.
A pesar del cambio, en La Lucha se mantiene inamovible esa alma de tienda familiar. “Yo tuve que aprenderlo todo de mis padres, desde los nombres de los sombreros a cómo limpiarlos. También la importancia del buen trato al cliente. Con los años aprendes a identificar lo que necesita cada persona”, explica el dueño de La Lucha.
En cualquier ámbito relacionado con la moda o los complementos, la competencia de las grandes superficies es voraz, aunque estos pequeños comercios tienen sus armas para sobrevivir, como explica Pablo. “Nuestra ventaja es que tenemos más tiempo para asesorar al cliente. También tenemos gran variedad de productos y tallas, además de mayor calidad en el género y conocimiento de lo que es el sector de los sombreros”.
La Lucha por el momento continuará, en gran parte por ese estoicismo de la familia Rodríguez Pachón. “Ahora mismo está toda la familia implicada y tenemos cuerda para rato”, concluye Pablo.
