Abrió sus puertas hace cuarenta años y se ha ganado un grado de aceptación que pocas instituciones podrían igualar, como lo demuestra el hecho de que por sus instalaciones pasen más de medio millar de personas al día, para participar en alguna

El universo de los mayores

Sin duda, se trata de uno de los enclaves de uso multitudinario por parte de la ciudadanía.
Está a punto de cumplir cuarenta años de existencia y lejos de acusar el paso del tiempo, está más vigente que nunca, como lo demuestran sus doce mil socios pasados -más del diez por ciento de la población del concello de Ourense- o el más de medio millar de personas que pasan cada día por sus instalaciones. Su denominación oficial es la de Centro Sociocomunitario de Ourense, ubicado en la calle Concejo, pero antes fue Fogar do Maior y antes Hogar del Pensionista, nombre con el que se hizo popular y que todavía permanece en el subconsciente de muchísimos ourensanos, usuarios o no. El cambio último tiene que ver con la reorientación de su concepción, otrora reservado a pensionistas y ahora abierto a la sociedad. La inscripción a este centro dependiente de la Xunta puede hacerla cualquier persona que lo desee. Su funcionamiento está homologado con el de otra decena de centros que la Administración autonómica tiene abiertos en la provincia. Pero su tamaño y fuste le permiten mantener todavía el estatus de centro de centros entre los de su clase.

Con todo, nació como alternativa de ocio para jubilados y pensionistas, y mayoritariamente sigue siendo eso, por ello no dejará de impresionar al visitante novato al comprobar la magna concentración de gente que se congrega a diario en sus dos plantas, sobre todo por las tardes. Los juegos de mesa -cartas en su inmensa mayoría y algunas mesas de dominó- ganan por goleada en las preferencias de uso del personal, pero hay público para todo, desde la cafetería, sala de máquinas (cinta para caminar o bicicleta estática), gimnasio, peluquería, botiquín, sala de televisión, sala de lectura, biblioteca, salón de billar, además del área de tertulia, en la que decenas de personas pasan el tiempo gobernando el mundo, el suyo y el de más allá, según su particular visión.

Entre las actividades estables está la gimnasia adaptada, psicomotricidad, grupo de teatro, gaiteiros, coro, pintura al óleo, manualidades, bolillos, taller de memoria, todas ellas ofertadas por la Xunta. Luego hay otras adscritas a convenio de la Administración autonómica con la Fundación La Caixa, como 'Activa a mente', historias de vida, redes sociales, iniciación a la informática (en todas ellas se utiliza el ordenador como herramienta), a las que se suman las charlas sobre hábitos de sueño y envejecimiento activo. Todavía hay lo que el centro llama Acción Local, movida por el activo grupo de voluntarios (Asvigal), que funcionan desde hace más de tres lustros y se encargan de impartir las clases de iniciación a la informática y el manejo de internet, fotografía digital, creación y manejo de power point (un socio hizo un montaje con las actividades del centro), que derivan al blog www.xefaturaterritorialourense.blogspot.com.

Es frecuente que en algunas de estas actividades la matrícula sobrepase la capacidad existente. Tal eventualidad se resuelve mediante sorteo público. Si alguna persona resultase agraciada en esos sorteos con más de tres actividades, el agraciado estará obligado a renunciar a alguna de ellas.

Por cierto que entre las iniciativas de gran aceptación están las charlas sobre salud y sobre las plantas. Por aquí pasa la Policía Local para hablar de educación vial e inculcar hábitos seguros a los peatones, en tanto que Mapfre aporta explicaciones y pautas para personas que residen solas.

El movimiento en el departamento administrativo es trepidante, debido al desfile constante de quienes -entre las que figura la organización de excursiones de un solo día de duración-. La diligencia y eficacia Ana y Pilar, las dos encargadas de resolver estas cuestiones, así como su capacidad para tratar con la gente mayor, hacen que todo transcurra por cauces de normalidad, lo cual tiene su mérito.

Pero sin duda la actividad estrella es el baile semanal. Una de las imágenes habituales es la magna concentración de gente que se registra cada tarde de domingo. El recinto se queda pequeño, de forma que hay momentos en los que la afluencia provoca el colapso de la acera derecha de la calle Concejo. Emilia confiesa ser una de las adictas, lo mismo que Aurora y Josefa. 'É o que máis nos gusta, porque pasamos o tempo e ademáis poñen música bonita', manifiesta la primera de ellas. Ninguna de ellas piensa en el amor, pues Emilia viene acompañada de su marido y las otras dos son viudas, pero han cerrado ya la puerta a la posibilidad de emparejarse. 'Eso é para os novos; nós qué imos facer', aunque a la pregunta de si ese hecho se da, reponden a bote pronto y al unísono con un 'claro que sí. Vaia ó, moitísimos'. Ellas sólo buscan divertirse unas horas. También vienen a diario, pero sólo a platicar con sus amigos, la mayoría hechos aquí mismo. Estos días echan en falta a uno de los veteranos, que está enfermo, razón por la que dejó de venir su mujer.

A Carmen, sin embargo, no le gusta el baile; lo suyo son las cartas. De hecho, lidera una partida de brisca en la que acaba de doblegar al equipo rival, en el que el juego lo lleva un varón. Hay un poco de pique, si bien afirman que son sólo lances del juego. Es más, parte del grupo van y ienen juntosy en perfecta armonía, pues residen cerca unos de otros. Todos están encantados con el funcionamiento del centro, que les permite pasar el tiempo en compañía, haciendo o que les gusta.

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