Tras el silencio de los últimos dos meses, los colegios ourensanos volvieron ayer a la bulliciosa rutina. Patios y aulas se llenaron de nuevo de alumnos y profesores, expectantes ante el nuevo curso. El CEIP Mestre Vide de la ciudad, uno de los más grandes, abrio sus puertas para reencontrarse con más de medio millar de estudiantes. “Arrancamos o curso moi ben, contentos, está máis que controlado”, asegura Juan Regal, el director del centro.
En la primera jornada, cómo no, no faltaron los abrazos. “Tenía muchas ganas de venir sobre todo para ver a mis amigos otra vez, estar juntos de nuevo”, asegura Beltrán Domínguez, alumno de sexto de Primaria. “Nos echábamos mucho de menos”, reconocen Fátima González y Nicole Salgado, de segundo curso.
Además de reencontrarse con los compañeros, ayer también tocó repasar algunos de los conocimientos aprendidos el pasado año. “Puxéronnos xa problemas de matemáticas para empezar un pouco ca rutina”, explica Sofía Álvarez, de sexto de Primaria. Este curso apenas tendrán libros físicos, y la alumna lo agradece: “É moi cómodo traer só o ordenador, a mochila pesa moito menos”. Para los estudiantes de sexto, es un año muy especial, el último en el “cole”. “Por un lado me gusta porque nos hacemos mayores, pero también me da un poco de pena”, señala Mateo Armero.
El centro estrena nuevo comedor, después de la obra de ampliación realizada por la Consellería de Educación. “Ata agora tiñamos dúas quendas no comedor, porque creceu a demanda e o espazo era pequeno, agora teremos só unha”, recuerda Regal. El delegado de la Xunta en la provincia, Gabriel Alén, aprovechó el inicio del curso para visitar las nuevas instalaciones: “Esta era unha actuación moi demandada, había a necesidade de evitar ese doble turno”. La zona ampliada también se utilizará como aula de música.