La idea es introducir alimentos sólidos para que los peques logren diferenciar sabores y texturas
La idea es introducir alimentos sólidos pero sin que les cueste masticarlos y tragarlos, para que los peques logren diferenciar sabores, texturas y se acostumbren a la masticación.
Os planteamos opciones para que vosotros/as decidáis introducirlas en el momento adecuado del día:
1- Gachas de avena con crema de almendras y plátano muy maduro.
2- Quinoa cocida con arbolitos de brócoli y pollo cocido desmenuzado.
3- Tortilla francesa con tomate cortado en gajos que sean fáciles de coger (puedes quitar la piel si ves que le cuesta gestionarla) y aguacate en trozos alargados.
4- Humus con bastones de zanahoria cocida (tamaño de un dedo nuestro).
5- Lentejas con verduritas.
6- Frutas de todo tipo pero siempre atendiendo a su maduración y contenido en fibras para adaptar los trozos a su bocado.
Los frutos secos siempre debemos dárselos en forma de crema, mantequilla o arena muy fina si va mezclada con algún alimento como yogur o leche que reblandezca.
Comenzaremos a introducir solo un alimento y observaremos si le hace reacción. Si se lo damos en los tres días siguientes y no se ve ninguna reacción alérgica, comenzaremos con otro y así poder crear una base de alimentos para poder trabajar en las siguientes semanas/meses. Prestaremos especial atención a los frutos secos, lácteos, huevos y productos con gluten pero pudiendo introducirse cualquiera desde el principio.