OurenSanos

La conexión a la tierra

Absorver las energías de la tierra, clave para mantener nuestro equlibrio.
photo_camera Absorver las energías de la tierra, clave para mantener nuestro equlibrio. (Antonika Chanel)

Lo más conveniente para el hombre actual es bajar más la energía hacia el centro de la misma, situado en la parte inferior e interior del abdomen

En todas las enseñanzas de Oriente sobre la energía psico-biológica del hombre, se le considera a éste, energéticamente, conectado por su parte superior al “cielo”, y por la inferior a la “tierra”. Pero hoy día, el hombre moderno, con su exceso de preocupaciones y de estrés, tiende a subir más hacia arriba su bioenergía, o sea hacia su cerebro, creando un desequilibrio entre el yin y el yang por un exceso de éste en la cabeza. Ya Lao-Tse decía: “El hombre se quema en su propio yang”, pues la buena salud, según el taoísmo y la medicina tradicional china, proviene antes que nada por el buen equilibrio del yin (aspecto lunar, femenino, suave, de quietud…) y del yang (solar, masculino, duro, dinámico), mientras que la enfermedad es consecuencia del desequilibrio de ambos principios antagónicos. Por todo esto, lo más conveniente, sobre todo para el hombre actual, es que trate de bajar más su energía (llamada Chi en Chna) hacia el centro de la misma, situado en la parte inferior e interior del abdomen.

Este centro, llamado Dan-Tien por los chinos y Hara por los japoneses, es el fundamento de todo el sistema energético corporal. Es a la vez fuente y almacén de toda la energía biológica del cuerpo, además es el que nos conecta con la tierra. Por él nos descargamos de las energías negativas o acumuladas en exceso, como las ya referidas, y absorvemos las de la tierra, más frescas y revitalizadoras, necesarias para mantener nuestro equilibrio energético necesario. Por eso el mismo Lao-Tse decía también: “El hombre sabio respira por los pies”, pues por los pies está la conexión a tierra desde el hara.

Una vez más, nuestra ciencia moderna occidental ha redescubierto la existencia de un segundo cerebro en nuestro cuerpo, situado precisamente en el campo del hará, que también produce hormonas y neurotransmisores como el de la cabeza. A este segundo cerebro y sus ramificaciones lo ha llamado sistema nervioso entérico. Pero lo que habría que considerar es si, en realidad, no debería ser el primer cerebro y no el segundo, pues el de la cabeza no es el primero en recibir muchos datos, sobre todo del estado interno del organismo, a los que es más sensible el segundo, y éste a continuación los envía al primero, el cual sirve asé más como un procesador de datos que de otra cosa.

Tanto para la revitalización del cuerpo-mente como para el ascenso espiritual a los dan-tien medio y superior, como ya he escrito en anteriores artículos, se necesita un aumento considerable de chi en el dan -tien inferior. Todos los sistemas de chi-kung tienden a ello, pero hay uno especialmente dedicado a conseguirlo, se llama: Dan-Tien Chi-Kung y ha sido relativamente reciente su exposición por el maestro Mantak Chia, en su libro titulado: “Tan Tien Chi Kung”, que en su pagina 63 dice lo siguiente: “Dentro de nuestro cuerpo tenemos una presión de aire constante a la que denominamos presión chi. En el tan tien chi kung aprendemos a incrementar esta presión chi en el tan-tien y a fortalecer nuestros órganos y fascias. Nuestro sistema depende totalmente de la presión chi para mover los fluidos corporales.Incrementando la presión chi en nuestros órganos y cavidades corporales podemos incrementar nuestra energía vital, fortalecer nuestros órganos y favorecer la autocuración”.

En la misma página también dice: “Cuando la gente enferma la presión chi interna disminuye, cayendo por debajo de la presión chi externa, que es aproximadamente de 1,20 kg por centímetro cuadrado. Los enfermos no pueden resistir tanta presión exterior y pronto empiezan a sentirse irritados, se cansan de la gente que les rodea… y la vida se convierte en una carga”. Por último, en la página siguiente nos dice: “Cuando la presión chi es baja, no tenemos raíces. La energía y la mente están desenfocadas; pronto ascienden y se dispersan, produciendo recalentamientos, dolores de cabeza, dolor de corazón y distracciones mentales”.

Te puede interesar