Nutrición

Consejos nutricionales para el Parkinson

La dieta debe evitar la malnutrición y mejorar la calidad de vida.
photo_camera La dieta debe evitar la malnutrición y mejorar la calidad de vida.

La Enfermedad de Parkinson (EP) es un proceso neurodegenerativo multisistémico que afecta al sistema nervioso central. Descrito por James Parkinson en 1817, es de causa multifactorial, principalmente factores etiológicos de naturaleza genética y ambiental.

Entre los síntomas que generalmente se describen se encuentran el temblor, rigidez, inestabilidad postural, disfagia, cansancio y deterioro cognitivo, entre otros. Asimismo, en etapas tempranas de la patología hay síntomas digestivos como alteración de la motilidad intestinal, retraso del vaciado gástrico e incluso gastroparesia en los estadios más avanzados. Todo esto hace que las personas con Parkinson presenten un elevado riesgo de malnutrición a lo largo de su evolución, con alteraciones nutricionales que pueden ser graves y complicar la dolencia, llevando a un notable deterioro de la calidad de vida.

Las recomendaciones nutricionales y dietéticas se enfocan principalmente en mejorar la ingesta de nutrientes, procurando una alimentación variada que incluya todos los grupos de alimentos. En este sentido, productos como las carnes magras, los pescados, los huevos y las legumbres aportan la base proteica y mineral para mantener la fuerza y movilidad de la masa muscular. Se aconseja a su vez proveer un aporte suficiente de vitamina D3 y de ácidos grasos omega 3, mediante fuentes alimentarias como pescados azules, aceite de oliva, nueces, lácteos, bebidas vegetales enriquecidas, que facilitan el mantenimiento de huesos fuertes y protegen de la osteoporosis.

La ingesta adecuada de fibra y líquidos debe asegurarse con hortalizas, frutas y cereales integrales, para ayudar la función digestiva y evitar el estreñimiento, un problema frecuente en personas con EP.

Una dieta personalizada antiinflamatoria, rica en antioxidantes puede ser recomendable. Algunos compuestos fenólicos, como el resveratrol presente en las uvas y el vino tinto, la curcumina de la cúrcuma, la apocinina de la planta katuka o Picrorhiza y la epigalocatequina del té verde tienen efectos antiinflamatorios y neuroprotectores.

Como norma general y de acuerdo a otras enfermedades neurodegenerativas, debemos suplementar cuando no sea posible mantener un estado nutricional adecuado solo con dieta culinaria.

La disfagia suele ser una complicación tardía y un gran número de personas con Parkinson pueden sufrir aspiraciones no manifiestas, que afectan al estado nutricional. Para evitar esto, más allá del aporte nutritivo, es importante tomar nota de algunas consideraciones especiales para mejorar y adaptar las comidas. Para salvar la dificultad de tragar por ejemplo, es necesario adaptar las comidas a dietas blandas, modificando a texturas mucho más blandas o purés.

Envíe sus dudas a:

[email protected]

Te puede interesar