La intolerancia a la histamina (IH) es un trastorno en el mantenimiento de los niveles de equilibrio de la histamina en el organismo. Su desarrollo puede deberse tanto por una mayor disponibilidad de histamina (ingestión excesiva por alimentos o alcohol) o por una degradación alterada de la histamina, que es la causa principal.
Una menor actividad intestinal (por causa genética o adquirida) de la enzima diamino oxidasa (DAO), provoca una eliminación deficiente de este mediador biológico, desencadenando numerosos síntomas asociados. Los síntomas clásicos de la intolerancia a la histamina incluyen trastornos gastrointestinales, estornudos, goteo nasal y congestión, dolor de cabeza, dismenorrea, hipotonía, arritmias, urticaria, prurito, rubor y asma.
Aproximadamente el 1% de la población tiene intolerancia a la histamina y el 80% de esos pacientes son personas de mediana edad.
Las concentraciones plasmáticas normales de histamina se establecen entre 0,3 y 1,0 ng/ml. Exceder la tolerancia individual da lugar a síntomas mediados por histamina dependientes de la concentración, incluso las personas sanas pueden desarrollar un fuerte dolor de cabeza o enrojecimiento debido a la ingestión de cantidades masivas de histamina.
La principal estrategia para evitar los síntomas de la IH es realizar una dieta pobre en histamina. La alimentación se planifica excluyendo los alimentos relacionados con la aparición de síntomas y de aquellos que pueden contener cantidades elevadas de histamina. Ahora bien, hay que tener en cuenta que esta amina está presente en diversas cantidades en muchos alimentos y su presencia aumenta con los procesos de maduración y almacenamiento.
Numerosas bacterias y algunas levaduras, forman histamina. Por lo tanto, las altas concentraciones de histamina se encuentran principalmente en productos de fermentación microbiana, como el queso curado, el chucrut, el vino y la carne procesada o en alimentos deteriorados por microbios.
ALIMENTOS A EVITAR
- Quesos curados y semicurados. Queso Emmental, Cheddar, Parmesano.
- Pescado azul, semiconservas, conservas y mariscos.
- Clara de huevo.
- Fermentados de soja.
- Derivados cárnicos curados/fermentados. Salchichas, salami, jamón.
- Espinacas, tomate, berenjena, col fermentada, aguacate.
- Salsa de tomate.
- Frutas cítricas, plátano, kiwi, fresas, piña, ciruela y frutos secos.
- Chocolate, regaliz.
- Productos de levadura.
- Vino, cerveza, champán.
- Aditivos (sulfitos).
La terapia se basa en la consecuente conducción de una dieta libre de histamina. Alcohol y alimentos de larga maduración o fermentados, alimentos ricos en histamina y alimentos liberadores de histamina.
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