La relajante melisa

La melisa.
photo_camera La melisa.
Presenta un característico  y agradable olor a limón al frotarla suavemente

La Melissa officinalis, conocida en castellano con los nombres de cidronela, hierba cidra, hoja de limón, limoncillo, menta melisa, toronjil o simplemente melisa, y en gallego con los de herba abella, herba abelleira, cidreira, tronxil o trunxil, es una planta herbácea perenne de la familia de las Lamiáceas o Labiadas, originaria de la Europa mediterránea. En Galicia está presente en todo el territorio.

Etimológicamente, el nombre genérico melissa proviene del griego y significa miel o melífera, ya que sus flores producen abundante néctar que es aprovechado por las abejas. El epíteto officinalis hace referencia a su extendido uso en la medicina tradicional.

De sus rizomas se yerguen tallos cuadrangulares, primero rastreros y luego erectos, algo leñosos en la base, muy ramificados y ligeramente vellosos en la parte superior. Presentan un canal en cada cara. Las hojas, muy semejantes a la de la menta o de la hierbabuena, son de color verde intenso en la parte superior y verde claro en el envés. Las inferiores son opuestas y con un largo peciolo, ovales o elípticas, de superficie rugosa, con nervios marcados, dentadas en su margen y también ligeramente cubiertas de pelillos. Las demás que crecen a o largo del tallo son similares pero sin peciolo, acorazonadas en la base y cada vez más pequeñas. Las flores se presentan en inflorescencias en las axilas de las hojas. Su corola es bilabiada: el labio superior entero y dirigido hacia arriba y el inferior trilobulado, siendo el central el más desarrollado y curvado hacia abajo. Son inicialmente de color blanco amarillento pudiendo adquirir más tarde tonos rosa pálido. Florecen de mayo a agosto. Los frutos son legumbres con cuatro semillas de color marrón. Crece en márgenes de caminos, solares incultos y claros de bosque, generalmente en terrenos sombríos, húmedos y ricos en materia orgánica. El aspecto general de la melisa recuerda la ortiga. Toda la planta presenta un característico y agradable olor a limón al frotarla suavemente.

Desde la antigüedad fue muy apreciada como planta medicinal y aromática. Las partes más tiernas se utilizan para hacer infusiones tranquilizantes a fin de combatir las enfermedades nerviosas, la melancolía y el insomnio. Galeno de Pérgamo y más tarde Paracelso la aconsejaban en casos de trastornos mentales. Es buena para tratar problemas circulatorios y para reducir la tensión arterial. Avicena, médico, filósofo y astrónomo persa perteneciente a la Edad de oro del islam, decía de ella que “alegra el corazón”. 

Tradicionalmente se usó contra los dolores menstruales y la halitosis o mal aliento. También poseen propiedades antiespasmódicas. Se emplea para reanimar a los desmayados, calmar los dolores estomacales, tratar catarros y resfriados. Ayuda, asimismo, a la expulsión de gases. Se deben tomar tres tazas al día, preferentemente después de las comidas. Es también depurativa. Con este fin venía cultivada en los herbarios monacales gallegos para ser utilizada en sus boticas, como por ejemplo en el Monasterio de San Esteban de Ribas do Sil. La melisa también figura en la relación del Padre Sarmiento en su Viaje a Galicia del 1745, así como en el elenco de 1785 de plantas curativas que se despachaban o se usaban en el preparado de medicamentos en el Monasterio de Nuestra Señora de Montederramo.

En la antigua Grecia, el nombre de Melisa era dado a las mujeres de grandes virtudes, como Melisa, la hija de Meliseo, rey de Creta. También eran llamadas Melisas las sacerdotisas de los misteriosos de Eleusis y de Éfeso que utilizaban la miel de la planta para purificar las manos y la boca de los iniciados, como deseo de acrisolar las acciones y palabras.

Se usaba para perfumar los armarios. En el siglo XVII, los carmelitas descalzos de París, la utilizaron en la composición de “Agua del Carmen”, preparación que aun hoy se comercializa en las farmacias. Los autores gallegos Gonzalo Torrente Ballester y Camilo José Cela citan este preparado en alguna de sus obras. Con ella, los monjes cartujos franceses, elaboraron el licor Chartreuse. Asimismo, en Galicia se usaba para atraer las abejas a un nuevo panal, restregando la caja con ramilletes de esta especie para que la abeja reina se quedase allí.

Debido a sus propiedades antisépticas es utilizada como componente de algunos dentífricos. Repele los mosquitos. Su aceite esencial se emplea en perfumería. También se utiliza para hacer licores como la ratafía. En gastronomía sus hojas se usan como condimento para los asados de carne, los pescados, las menestras, las albóndigas, salsas, ensaladas, macedonias y compotas.

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