salud

Múnich 1972

De los 12 jugadores soviéticos campeones en baloncesto tan solo viven 4, mientras que en las selecciones de EEUU y España solo falta uno

Conservo un grato recuerdo de las Olimpiadas de Múnich de 1972, a pesar del macabro ataque del grupo terrorista Septiembre Negro, que culminó con el secuestro y asesinato de 11 miembros de la delegación israelita. De aquella masacre y de sus consecuencias no menos criminales se ocupó el mundo del cine en “Munich” (Steven Spielberg, 2005). Como anécdota, cabe recordar que por aquel entonces la candidatura de Madrid compitió por la sede olímpica con las ciudades de Detroit, Montreal y Múnich, resultando finalmente eliminada a favor de la capital bávara por 31 votos a 16. También destacamos la histórica batalla dirimida en las canchas de baloncesto, mucho menos cruenta aunque con importantes connotaciones políticas y deportivas, entre las selecciones nacionales de la antigua Unión Soviética (URSS) y los Estados Unidos (USA), y que finalizó con el triunfo de los primeros en una más que accidentada y controvertida final. 

Tampoco el cine pudo mantenerse al margen de este evento, y en “Tres segundos” (Anton Megerdichev, 2017) asistimos a la preparación de aquella competición por parte del entrenador y los jugadores soviéticos, en un régimen tan hermético donde las sospechas sobre espías y soplones lastraron lo meramente deportivo. Recordemos que la selección estadounidense era totalmente amateur, formada por los mejores  jugadores de sus ligas universitarias, ya que los profesionales de la NBA entraron en liza a partir precisamente de Barcelona 1992. Al frente de aquellos chicos estaba el veterano entrenador Henry “Hank” Iba, ganador con sus equipos de la medalla de oro en las olimpiadas de Tokio (1964) y Méjico (1968). Por su parte los soviéticos, dirigidos por el legendario Vladimir Kondrashin, contaban entre sus filas con el mítico anotador Serguei Belov, Aleksandr Belov (sin parentesco con el alero), Modestas Paulaskas, Iván Edeshko, Aleksandr Boloshev, Alzhan Zharmujamedov, Anatoli Polivoda, Zurab Sakandelidze, Mijaíl Korkia, Serguéi Kovalenko e Iván Dvorni. 

Traemos a colación todos estos datos porque de aquellos 12 campeones olímpicos de baloncesto tan solo viven en la actualidad 4. El primero en desaparecer fue el correoso pívot Aleksandr Belov, fallecido a los 27 años por el padecimiento de un angiosarcoma cardíaco. Los demás fueron muriendo entre la 5ª y 6ª década de sus vidas. Esto contrasta con la menor mortalidad de sus rivales estadounidenses, de los cuales todos permanecen vivos excepto el pívot Dwight Jones, fallecido en 2016, y que tras una dilatada experiencia profesional en la NBA, se retiró en 1984 en las filas del Pallacanestro Trieste italiano. Como último apunte, entre los olímpicos españoles, que alcanzaron una decepcionante 11ª posición, solamente falta Enrique Margall, el mayor de una famosa saga familiar de baloncestistas, que murió por  una parada cardíaca en 1984, a los 44 años de edad.

Te puede interesar