Vida OurenSana

Nuestro abundante pino

Pinus sylvestris, 
Pinus pinaster y 
Pinus pinea.
photo_camera Pinus sylvestris, Pinus pinaster y Pinus pinea.
De la familia de las Pináceas, crece en los ambientes naturales más variados

El pino, árbol que posee muchas especies, está muy extendido por toda Galicia. Pertenece a la familia de las Pináceas y crece en los ambientes naturales más variados, tanto a nivel del mar como en la montaña. Según algunos autores su nombre latino pinus deriva del celta pin, que significa montaña. Su corteza, astringente, es usada para curtir pieles. Las hojas llamadas “acículas”, vienen denominadas por estas tierras con más de 92 nombres diferentes según su forma o uso: arume, charamela, faisca, frouma, pica…; se presentan en grupos de 2, 3 o 5, ayudando así la identificación de las diferentes especies. Tanto las acículas como las piñas secas se usan tradicionalmente en el mundo rural para encender el fuego. Su madera, además de ser un buen combustible, se emplea en ebanistería, en la industria de la celulosa y en la extracción de resinas de las cuales se obtienen el aguarrás y la pez griega o colofonia, llamada así porque antiguamente se extraía en la ciudad jónica de Colofón; era utilizada para impermeabilizar cascos de barcos, ánforas, toneles, pellejos, botas de vino, etc. Las especies descritas a continuación presentan las acículas en parejas rodeadas en su base por una cubierta membranosa.

El Pinus sylvestris, pino albar o en gallego piñeiro silvestre, era ya muy abundante en este Finisterrae europeo hace 10.000 años, coincidiendo con la última glaciación. Su tronco es erecto y tortuoso, de corteza profundamente agrietada, que se desprende en láminas delgadas. Sus acículas, de color verde azulado oscuro, dan al árbol un aspecto grisáceo. Sus piñas verdes, se vuelven pardo rojizas al madurar. Contienen piñones pequeños y largamente alados. Sus brotes, que pueden recolectarse en primavera, se emplean en medicina popular, en infusión o inhalaciones, para curar afecciones respiratorias. La pez o brea se usa en pomadas contra la psoriasis, los eczemas y los sabañones, y el polen en cosmética para productos rejuvenecedores.

El Pinus pinaster o pinus marítima, pino negral, rodeo o marítimo, conocido aquí como piñeiro bravo o do país, puede ser considerado, juntamente con el roble, un símbolo botánico gallego. Su porte es erecto y piramidal en los ejemplares jóvenes, y con copa redondeada en los adultos. Es de rápido crecimiento y resistente a las sequías. Su corteza, fuertemente resquebrajada, es de color pardo-rojizo o grisácea. Sus acículas, largas y punzantes, son de color verde oscuro y brillante. Las piñas son rojizas mientras permanecen en el árbol. Sus brotes, además de ser usados para combatir catarros y bronquitis, dolores traumáticos y reumáticos, tienen propiedades diuréticas y sudoríficas. Totalmente asentado en A Costa da Morte, se hizo protagonista del Himno Gallego, texto escrito por Eduardo Pondal en tierras de Ponteceso. En los montes de Gomesende crecen excelentes ejemplares de esta especie.

Otra especie presente en Galicia, aunque no tan abundante, es el Pinus pinea o pino piñonero, pino manso, real o albar. Se reconoce fácilmente por su porte elegante y su particular copa amplia y redondeada, a modo de paraguas. De su agrietada corteza, pardo grisáceo, se desprende gruesas placas que dejan al descubierto otras de color pardo-rojizo vivo. Sus acídulas, de color verde claro y punzantes, confieren a esta especie un aspecto ornamental. Sus piñas desprenden grandes piñones, a los cuales hace referencia su epíteto pinea; se usan para consumo directo o en confitería, ensaladas, morcillas o guisos. La famosa “salsa al pesto” italiana se elabora machacando piñones tostados con ajo, albaca, queso curado, sal y aceite de oliva. El pino manso se usaba como punto de referencia para los viandantes. Es típica su imagen a lo largo de caminos, ofreciendo sombra en los días calurosos. Entre los más célebres, ya cantados por los poetas latinos, se encuentran los de la Via Appia, que une Roma con la Italia meridional. Los romanos lo dedicaron a Baco, dios del vino, cuyo bastón, rodeado de una hiedra, acaba en una piña de esta especie arbórea. Se pueden encontrar ejemplares aislados en las zonas más cálidas de la provincia de Ourense. Sus yemas verdes se usaron para combatir el escorbuto.

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