Albor, ante su nueva biografía: 'Echo de menos leer más, pero debo trabajar'

 El primer presidente electo de la Xunta, Gerardo Fernández Albor
'Gerardo Fernández Albor. La elegancia del compromiso', del sello Quindici Editores, se presentará en la capital gallega el día 23 y su protagonista, un 'joven de 95 años' -así se define-, dice estar emocionado y confiesa que a su edad echa de menos no poder leer más, 'pero debo trabajar'.
Entrevistas, conferencias y reuniones del Consejo Consultivo figuran en la agenda del primer presidente de la Xunta de Galicia.

'Hay que estar siempre activo y atento a lo que pasa', cuenta desde su despacho, muy cerca de su domicilio, en una entrevista concedida a Efe, en la que con humor cáustico aclara que recibe con alegría las publicaciones sobre él, como ésta, y las medallas, pero, no obstante, lleva mal tener que 'pronunciar unas palabras'.

'Siempre uno piensa que lo que le otorgan es inmerecido', relata, y alude a la dosis de humor del ilustre galleguista Alfonso Daniel Rodríguez Castelao, al ser un ferviente admirador de su imaginario social.

'Cada vez que me dan un homenaje, siempre recurro al sentido de humor tan suyo, y a aquel dibujo que decía 'O home que chegou a Ilustrísimo Señor por riguroso turno de antigüidade' ('El hombre que llegó a Ilustrísimo Señor por riguroso turno de antigüedad')'.

'Es una lámina preciosa', manifiesta Albor, y añade que a medida que va pasando el tiempo y aumentan las consideraciones hacia su persona, siempre piensa, 'esto será lo de Castelao, ja ja ja ... no me he muerto todavía, así que es lo del por riguroso turno de antigüedad'.

Con su sexta biografía, escrita por Enrique Beotas -una de las plumas del periódico El Correo Gallego-, le ocurre lo mismo. 'Mucha gente me comenta, iremos al acto, y yo pienso entonces, mecachis en la mar... ¡que se molesten en venir a verme!'.

Albor puntualiza que con las condecoraciones sigue 'la técnica de Churchill', que postulaba, 'no deben ser nunca rechazadas, no deben nunca ser solicitadas y no deben nunca ser usadas, así que yo nunca me vestí con las condecoraciones que tengo, ni puse las medallas que tengo porque me da un poco de vergüenza, me parece que no es necesario'.

'Me encanta que me las den, me encanta, pero ponérmelas no, como tampoco el acto de cuando me las dan', concreta.

Le asustan los viajes de largo recorrido, pero reconoce ser muy vital y desvela su secreto: no tener mal carácter, evitar tensiones, no andar crispado porque es 'malo para el estómago y el corazón', ser pacífico, prudente, procurar siempre no enfadarse, huir del estrés y no desearle 'el mal a nadie', al revés, 'alegrarse por el triunfo de los demás'.

También prudencia con la comida y la bebida, descanso, y 'ser feliz con lo que el destino te ha ofrecido'. 'Después, dar gracias a Dios, que el que manda es el de arriba, y si un día dice 'xa chegou' ('ya llegó'), pues ya llegó, pero mientras tanto...', ironiza.

Este veterano político explica, con una sonrisa, que ya no hace deporte y que dedica su tiempo al trabajo y a estar con los amigos y la familia. 'Me gustaría viajar, pero no me atrevo a salir, soy consciente de los años que tengo y de que no debo intentarlo ya', sostiene.

Subraya que cuando se ausenta de su domicilio, echa de menos no tener 'los cuidados' que le proporciona su mujer, Asunción Baltar Tojo, a la que llama 'Chon'. 'Porque uno está así porque tiene unos cuidados en casa que... ja ja', bromea.

Es 'muy feliz' en su matrimonio y, aunque es católico, no ve mal la convivencia en pareja un año antes de casarse, 'eso no lo puede recomendar un católico como yo, pero quizá sea conveniente vivir así una temporada, porque una cosa es el jugueteo', apostilla, y otra 'ese contacto continuado'.

'Yo tolero todo menos la separación cuando hay hijos', apunta Albor, que ha tenido 7, uno de ellos adoptado. Sus nietos son 15, y está a punto de sumar 5 biznietos, 'porque espero pronto una parejita de mellizos en Galicia, así que tendré cinco si Dios quiere'.

Aunque muchos de los suyos están 'desparramados por Francia y América', no le importa, porque en la actualidad 'hay teléfono e Internet y nos comunicamos muy frecuentemente'.

Sabedor de que 'La elegancia del compromiso' refleja fielmente un adjetivo que lo ha acompañado toda su vida, por su estilo al vestir, asegura que sigue la recomendación de su padre, una camisa blanca, preferiblemente 'gordita', 'salvo cuando no me quedan' y se ve obligado a recurrir a otro color, y zapatos limpios, 'aunque ahora soy incapaz de limpiarlos, por esto de doblarme ja ja ja'.

En el momento de la entrevista, Fernández Albor muestra un cuaderno con anotaciones en inglés, lengua que está 'repasando', 'no aprendiendo', especifica, y a un lustro del siglo, se ríe del significado de la eternidad: '¿Sabes qué es la eternidad? Son dos mujeres despidiéndose, ja ja ja'.

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