Los islamistas radicales quieren desterrar a Greenpeace de Indonesia

Los islamistas radicales indonesios han convertido a Greenpeace en objetivo de una campaña de depuración social, por considerar al grupo ecologista un 'agente extranjero' contrario a los intereses del país asiático.
La guerra declarada a Greenpeace para que abandone sus actividades en Indonesia consiste hasta el momento en una ola de acusaciones para minar la imagen de la organización internacional, comprometida en muchos frentes de defensa del medio ambiente en el país musulmán más poblado del mundo.

Los activistas comprometidos con la preservación de bosques, los tigres de Sumatra, la cabaña de orangutanes o el desarrollo de proyectos con energías limpias se topan con el poderoso Consejo de Ulemas de Indonesia, el a veces violento Frente de Defensores del Islam y el Foro de la Hermandad Betawi, una alianza que ha unido su influencia y medios contra Greenpeace.

El Consejo de Ulemas regula de hecho la vida de una parte de la sociedad islámica de Indonesia, mientras que los otros dos grupos se proclaman como 'vigilantes' de la moral musulmana.

'Es obvio que Greenpeace representa a los intereses extranjeros que pretenden presionar a nuestro país', señaló Salim Alatas, jefe del Frente en Yakarta, la capital, en declaraciones a la prensa local.

Estas agrupaciones radicales condenan también la presencia de la organización ecologista en Indonesia por realizar sus actividades con la ayuda financiera, que, según dicen, recibe del juego de las loterías europeas.

'El dinero que proviene del juego es 'haram' (prohibido para los musulmanes). Greenpeace está equivocada y el Frente la echará a patadas de Indonesia', advirtió Alatas en rueda de prensa.

En paralelo, el Consejo de Ulemas ha solicitado al gobierno laico del presidente, Susilo Bambang Yudhoyono, la expulsión de Greenpeace por creer que la financiación de la organización ecologista puede ser 'una forma de blanqueo de dinero', dijo el mulá Amidhan.

El portavoz de la Hermandad Betawi, Fajri Husbin, denunció que Greenpeace actúa en el país fuera de la legalidad y exhortó a sus activistas a 'parar de difundir información negativa sobre las compañías indonesias, en especial aquellas que crean empleos para los locales'.

El director de Greenpeace en Yakarta, Bustar Maitar, rechazó las acusaciones y aseguró a Efe que el único interés de la organización es el de proteger el medio ambiente en Indonesia, uno de los países con mayor biodiversidad del planeta.

Maitar dijo que la campaña islamista de desprestigio coincide con los esfuerzos de Greenpeace por frenar la indiscriminada desaparición de los bosques y apunta hacia la compañía papelera indonesia Asia Pulp & Paper como una de las mayores responsables.

'La compañía que intenta acabar con Indonesia es aquella que destruye sus bosques', señaló.

Por su parte, el portavoz de Asia Pulp & Paper, Geoff Beattie, negó cualquier implicación de la papelera en las 'protestas de grupos sociales o no gubernamentales'.

'No hemos intentado de ninguna manera alentar mediante financiación o algún otro método a los grupos que en la actualidad se oponen a las actividades de Greenpeace en Indonesia', declaró a Efe Beattie.

Indonesia ha perdido 15 millones de hectáreas de bosque entre los años 2000 y 2009, cerca del 15 por ciento de su superficie forestal, según la organización Forest Watch Indonesia.

La explotación maderera de estos bosques genera importantes beneficios económicos al país, cuya economía se expande a un ritmo de más del 6 por ciento anual propulsada por su riqueza en materias primas.

No obstante, los grupos ecologistas alertan de que si la destrucción de los bosques continúa al mismo ritmo actual, en menos de seis décadas Indonesia habrá perdido casi la totalidad de sus áreas forestales.

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