Ley seca en un hotel de cinco estrellas

El hotel de cinco estrellas Grand Hyatt en el Cairo. (Foto: Archivo)
Cuando uno entra en el Grand Hyatt de El Cairo, nada en su fachada ni en su lujosa recepción deja entrever que este hotel es el escenario de una batalla sin tregua entre su propietario saudita y la cadena internacional dueña de la franquicia. Pero basta sentarse en cualquiera de las mesas del bar que está ubicado en la planta principal, iluminado por un ventanal gigante que da al río Nilo, para averiguar cuál es el origen del conflicto.
En el menú de bebidas, detrás de los tradicionales té con menta y los capuchinos con chocolate, aparecen tragos hechos 'con whisky sin alcohol', 'con los mismos ingredientes del ron pero sin alcohol' y 'del mismo concepto del champagne pero sin alcohol'.

En mayo pasado, el jeque Abdulaziz al-Brahim, dueño del Grand Hyatt cairota y familiar del rey de Arabia Saudita, decidió prohibir la venta de bebidas alcohólicas en el establecimiento y desde entonces ha desatado una polémica de características religiosas y económicas.

Los que aprueban la medida sostienen que Egipto es un país musulmán y que los turistas deben aceptar las costumbres locales (el Islam prohíbe el alcohol a sus fieles), pero otros temen que la medida se extienda y afecte a la industria turística, la principal fuente de ingresos de Egipto.

La pelea se mantiene en el más estricto secreto y los actores del conflicto no quieren brindar muchos detalles de las negociaciones que tiene lugar tanto dentro como fuera del país y que se han prolongado por casi dos meses.

Malene Rydahl, directora de relaciones públicas del Grand Hyatt para Europa, Africa y el Medio Oriente sólo confirmó que 'la administración de la cadena hotelera está actualmente en conversaciones con los dueños del hotel de El Cario en relación con el suministro de bebidas alcohólicas'.

La sección de comercialización del Grand Hyatt Cairo, por su parte, prefirió no hacer ningún comentario. En el bar de la planta principal, uno de los camareros explica cómo es el whisky sin alcohol que sirven a los turistas a lo que éste respondió lacónico: 'Viene en la misma botella pero no trae alcohol'. Luego abandona raudo la mesa y a su cliente sin dar más explicaciones.

Fathi Nour, director de la Asociación Hotelera de Egipto, explica que la situación debe decidirse antes de que termine el mes de agosto. 'Por el momento nada concreto ha ocurrido y el dueño parece querer ganar tiempo', señala Nour, quien no descarta que el hotel pudiera perder alguna de sus estrellas si la prohibición no es levantada. 'Si se le caen tres estrellas deberán cobrar de acuerdo a su nueva situación, lo que significa un 50% menos de lo que cobran actualmente', concluye.

El gobierno de Hosni Mubarak no se ha manifestado públicamente hasta el momento, atrapado entre su preocupación por el futuro de la industria turística local y por no ser acusado de ir contra los valores religiosos por la oposición islámica. Mientras tanto, los vecinos de Garden City, el barrio residencial donde se encuentra el Grand Hyatt y algunas de las embajadas más importantes en la capital egipcia como la estadounidense y la británica, miran el río y comentan por lo bajo.

Según los rumores difundidos por la prensa local, los miles de vinos finos, licores y botellas de whisky que almacenaba el hotel fueron arrojados al Nilo cuando la ley seca entró en vigencia, pero las aguas tampoco han querido confirmar esta información con los periodistas.

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