La escritora manchega Clara Sánchez, ganadora del LXII Premio Planeta 2013 con 'El cielo ha vuelto', agradeció ayer el galardón como un 'regalo de la vida', en una rueda de prensa en la que estuvo acompañada de la finalista, la exministra Ángeles González-Sinde, que afirmó que 'un director de cine manda más que un ministro en su ministerio'. 'Tengo la sensación de que me ha llegado en un momento en el que lo puedo encajar muy bien en la vida. Ni me sobrepasa ni me atemoriza. El Planeta es mío', expresó Sánchez, destacando que un premio no se lo da uno a sí mismo sino que es un reconocimiento de los demás.
Sánchez recordó que muchas personas, a lo largo de los años y tras publicar sus novelas -la primera la escribió en 1989-, le decían que en la próxima se haría con el Planeta, un premio que 'tiene mucho peso', algo que finalmente se ha cumplido y que ha definido como mágico.
La escritora resumió 'El cielo ha vuelto' como la historia de una exitosa modelo de pasarela que descubre que, en realidad, alguien le desea la muerte, lo que llevará a la protagonista a experimentar una metamorfosis personal desde la candidez hasta aprender de la vida y de los sentimientos. Sánchez considera que las personas siempre desean despertar reconocimiento y ser queridas, pero cuando se aprende que no es siempre así, se da un paso para comprender mejor la vida que, a pesar de que reste felicidad, mejora la personalidad de cada uno. 'No sé si soy mejor persona, pero sí soy capaz de comprender la vida mejor que a los 20 o a los 30', aseguró.
MEJOR SIN TRISTEZA
En todo caso, y aunque 'la tristeza es necesaria en algunos momentos de la vida', aseguró que sus personajes no son mujeres tristes, sino hartas de alguna situación de la que quieren escapar, lo que incluso contiene un punto de rebeldía.
'La tristeza es algo que se contagia, que cala muy profundamente. Te impide disfrutar de la vida', señaló, también en referencia a la protagonista de 'El cielo ha vuelto' y el papel que adoptará una vez consciente de su situación, y con la ayuda de una segunda mujer -Bibiana- que le servirá de guía.
Por su parte, la finalista Ángeles González-Sinde, hizo un llamamiento a la sociedad para que participe en política y logre así cambios en la gestión pública. 'Debemos apropiarnos de la política', sentenció. González-Sinde aseguró que sería saludable para el sistema que existiera más participación, algo que ha contrapuesto con el momento actual, en el que parece que lo más importante es siempre estar derribando a todos los políticos, lo que a la larga puede resultar 'fatal', ha considerado.
Sinde resultó finalista con la novela 'El buen hijo'. La novela de Sinde está escrita en primera persona y cuenta la historia de Vicente, un hombre de 36 años que vive y trabajo con su madre viuda en el negocio que ella regenta, hasta que una serie de sucesos lo llevan a sentirse insatisfecho y a querer escapar de este asfixiante entorno.
Ayer, admitió que una vez acabada su etapa en el Gobierno -fue ministra 'independiente' entre 2009 y 2011 en el segundo Gobierno de Zapatero-, fue necesario 'organizar todas las emociones' que había dejado guardadas, centrada como estaba en llevar las cosas con serenidad y ejercer de ministra. De hecho, confesó que durante su mandato uno de sus hermanos murió en un accidente de moto, lo que un cargo público como el suyo no le permitió vivir como una 'persona normal', y por ello fue necesario cuando acabó su etapa en el Ministerio sentarse y 'rearmarse'.
La escritora resumió 'El cielo ha vuelto' como la historia de una exitosa modelo de pasarela que descubre que, en realidad, alguien le desea la muerte, lo que llevará a la protagonista a experimentar una metamorfosis personal desde la candidez hasta aprender de la vida y de los sentimientos. Sánchez considera que las personas siempre desean despertar reconocimiento y ser queridas, pero cuando se aprende que no es siempre así, se da un paso para comprender mejor la vida que, a pesar de que reste felicidad, mejora la personalidad de cada uno. 'No sé si soy mejor persona, pero sí soy capaz de comprender la vida mejor que a los 20 o a los 30', aseguró.
MEJOR SIN TRISTEZA
En todo caso, y aunque 'la tristeza es necesaria en algunos momentos de la vida', aseguró que sus personajes no son mujeres tristes, sino hartas de alguna situación de la que quieren escapar, lo que incluso contiene un punto de rebeldía.
'La tristeza es algo que se contagia, que cala muy profundamente. Te impide disfrutar de la vida', señaló, también en referencia a la protagonista de 'El cielo ha vuelto' y el papel que adoptará una vez consciente de su situación, y con la ayuda de una segunda mujer -Bibiana- que le servirá de guía.
Por su parte, la finalista Ángeles González-Sinde, hizo un llamamiento a la sociedad para que participe en política y logre así cambios en la gestión pública. 'Debemos apropiarnos de la política', sentenció. González-Sinde aseguró que sería saludable para el sistema que existiera más participación, algo que ha contrapuesto con el momento actual, en el que parece que lo más importante es siempre estar derribando a todos los políticos, lo que a la larga puede resultar 'fatal', ha considerado.
Sinde resultó finalista con la novela 'El buen hijo'. La novela de Sinde está escrita en primera persona y cuenta la historia de Vicente, un hombre de 36 años que vive y trabajo con su madre viuda en el negocio que ella regenta, hasta que una serie de sucesos lo llevan a sentirse insatisfecho y a querer escapar de este asfixiante entorno.
Ayer, admitió que una vez acabada su etapa en el Gobierno -fue ministra 'independiente' entre 2009 y 2011 en el segundo Gobierno de Zapatero-, fue necesario 'organizar todas las emociones' que había dejado guardadas, centrada como estaba en llevar las cosas con serenidad y ejercer de ministra. De hecho, confesó que durante su mandato uno de sus hermanos murió en un accidente de moto, lo que un cargo público como el suyo no le permitió vivir como una 'persona normal', y por ello fue necesario cuando acabó su etapa en el Ministerio sentarse y 'rearmarse'.
