La jornada inaugural de la Semana de la Moda reivindica la silueta y el buen gusto en el diseño

Prendas sobrias y coherentes sobre la pasarela madrileña

La actriz Vanesa Romero luce un vestido de Hannibal Laguna. (Foto: J.J.GUILLÉN)
Conscientes de que la mujer desea prendas de largo recorrido, versátiles y muy ponibles, los diseñadores llevaron a la jornada inaugural de la 57 edición de la Semana de la Moda de Madrid prendas muy vendibles, coherentes y sobrias, aptas para salir a la calle en cualquier momento.
Tras una temporada sin desfilar en la pasarela madrileña, Andrés Sardá subió a la pasarela una colección contenida en la que el sujetador será el principal protagonista para la temporada otoño-invierno 2013-2014. La muselina de seda, el tul, el 'voile' y, una vez más, el encaje dieron paso a los modelos más atrevidos y sofisticados, todos ellos bañados en negro y realzados con accesorios de reminiscencias futuristas y eróticas, realizados por el creador Assad Awad.

A continuación, Francis Montesinos viajó en el tiempo para rescatar en la jornada inaugural sus mejores diseños de los años 80 y hacer un homenaje a la Movida madrileña, una época en la que el diseñador valenciano ya apostó por el 'made in Spain'. Una moda que fue de culto, junto con la música, el arte y la cultura en general y que hay que recuperar para combatir la crisis, ha destacado el diseñador.

'Es la Movida. Y yo tuve la suerte de estar ahí', recuerda un nostálgico Montesinos, que subió a la pasarela aquellas cazadoras 'bomber' reversibles y prendas que rememoran la entonces criticada ambigüedad entre la moda masculina y la femenina.


REFINAMIENTO ESTÉTICO

Coherente y refinada fue la colección de Teresa Helbig, diseñadora que ha dejado a un lado el bordado artesanal y ha preferido adornar sus piezas con figuras geométricas de metacrilato. Con las formas sencillas de los patrones de la década de los sesenta, cortes minuciosos, hombros marcados y mangas sastre, Helbig ha ido construyendo una serie de primorosas prendas urbanas y muy ponibles, confeccionadas en punto roma, tul y cuero.

A primera hora de la tarde, Miguel Palacio hizo del vestido el elemento vertebrador de su propuesta para la próxima temporada, una pieza que reivindica una silueta femenina y urbana de 'grandes hombros, rectos y elevados', que imprimen a la colección un aire ochentero.

Hannibal Laguna jugó en su presentación en la pasarela de la capital con la estética barroca española y la aderezó con apuntes roqueros para subir a los desfiles una colección elegante y etérea, en la que han estado presentes el encaje, la organza y el raso en tonos verde esmeralda, rojo rubí y negro azabache.

Por su parte, Ana Locking cree 'cien por cien' en el 'prêt-à- porter', lo que para ella 'es la esencia de la moda'. Por eso llevó a la pasarela madrileña una colección escrita en clave 'comercial, muy apetecible y versátil', con la que quiere conquistar al consumidor.

La muestra echó el cierre en su primera jornada con el desfile compartido de Juana Martín y Maya Hansen. Mientras que la primera reivindicó la tradición de la artesanía española, que convierte en diseños cosmopolitas y contemporáneos; la segunda, tras un viaje al imperio austro-húngaro, subió a la pasarela una colección en la que convive la estética alpina y el lujo palaciego inspirado en el corte y el modelo de Sisí Emperatriz.

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