KIRK DOUGLAS

Espartaco: El fin de las listas negras y la consagración del mito

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photo_camera Fotograma de la película 'Espartaco'.

La película de Kubrick permitió devolver el nombre al escritor Dalton Trumbo, tachado por La Caza de Brujas, y fue un punto de inflexión en la carrera de Kirk Douglas, mito de Hollywood

“-¿Qué le apetece tomar, señor Trumbo?”

“-Tendrás que darme unos minutos. Hace mucho que no vengo por aquí”

El camarero, estupefacto, y todas las personas que en ese momento se encontraban en el comedor de Universal, giraban la cabeza hacia la mesa donde se encontraban Kirk Douglas, Stanley Kubrick y el guionista Dalton Trumbo. Era el año 1960, y tras una década de enormes dificultades e injusticias, Dalton Trumbo volvía a tener un nombre propio (muchos otros tendrían que esperar años para recuperar su identidad).

El tiempo de “las listas negras” en Hollywood supone la mancha más trágica y oscura de toda su historia. En plena Caza de Brujas encabezada por el senador Joseph McCarthy, el Comité de Actividades Antiamericanas se encargó de investigar, asediar y condenar a todo aquel que pudiese tener algún vínculo con el comunismo (o que simplemente se negase a dar información sobre otros compañeros). Bajo la dirección del congresista John Parnell Thomas, innumerables figuras de la industria cinematográfica prestaron declaración. Robert Taylor dijo “Los comunistas deberían ser enviados a Rusia, o a cualquier otro lugar desagradable” (provocando la ovación de la sala). Adolphe Menjou por su parte iba un poco más lejos diciendo “Si el comunismo llegase a Estados Unidos, yo me mudaría a Texas. Creo que los texanos los matarían inmediatamente”. Gary Cooper, Walt Disney o Ronald Reagan son un pequeño ejemplo de aquellos que colaboraron en este persecución fascista. El cineasta Elia Kazan dio una lista con los nombres de sus antiguos compañeros en el Partido Comunista.

Otros se negaron, apoyándose en la Primera Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos. Ellos serían los tristemente célebres “Diez de Hollywood”, entre los que se encontraban directores como Edward Dmytryk o el guionista Dalton Trumbo. Sería el propio Trumbo quien finalizaría su declaración ante el Comité de Actividades Antiamericanas diciendo “Este es el comienzo de un campo de concentración americano para escritores”. Ante esta situación, los principales magnates de Hollywood se reúnen en el hotel Waldorf Astoria de Nueva York, decidiendo cancelar todos los contratos de “Los Diez de Hollywood” y asegurando que nunca más trabajarían en la industria del cine (la célebre Declaración Waldorf).

A partir de ese momento algunos huyeron del país, otros acabaron suicidándose sumidos en profundas depresiones. En el caso de Dalton Trumbo, fue condenado a once meses de prisión. Uno de los más prolíficos y seguramente el mejor guionista de su generación, se convirtió en el Prisionero 7551. Cumplida su condena, la familia Trumbo se traslada a México, en compañía de los guionistas también afectados por las listas negras, Hugo Butler y Ring Lardner Jr. (este último ganador de dos premios Oscar por 'La mujer del año' y 'MASH'). Forzado a vender su casa, Trumbo trabaja a destajo en varios guiones a la vez (que salen a la luz empleando diversos seudónimos) obteniendo por ellos un dinero que escasamente alcanzaba para vivir. Uno de estos guiones será el de 'Vacaciones en Roma', que en 1953 supuso su primer Oscar, aunque oficialmente figurase su amigo Ian McLleland Hunter como autor del guión. En 1956 la historia se repite, Trumbo escribe el guión de 'El Bravo' bajo el nombre ficticio de Max Rich, este trabajo sería nuevamente premiado por la academia (si bien nadie reclamó la estatuilla y los periódicos se preguntaban quién había escrito realmente esa película).

El guión de 'Espartaco' había sido en un primer momento encargado a Howard Fast, el autor de la propia novela. Tras leer el guión que éste había preparado, Douglas estaba horrorizado. Si la producción no tenía suficientes problemas, ahora sería necesario encontrar a un nuevo guionista. El proyecto recayó sobre un tal “Sam Jackson”, que afortunadamente resultó ser el último seudónimo del genio Dalton Trumbo. Todos conocemos las virtudes de este fantástico guión, virtudes elevadas a su máxima potencia gracias a unas interpretaciones inolvidables (muy pocos títulos pueden acreditar unas actuaciones tan inspiradas como las de 'Espartaco').

Finalizado el rodaje, Douglas se enfrentaba al problema de incluir el nombre de Dalton Trumbo en los títulos de crédito o emplear a otra persona. Si bien el macarthismo se había debilitado con el paso de los años, devolver el nombre a Trumbo podría suponer un duro golpe para la imagen de una producción de coste tan elevado. Existía un riesgo palpable, una controversia que Douglas zanjó al mantenerse fiel a su palabra e incluir, después de una década, el nombre de Dalton Trumbo en los títulos de crédito (el guionista favorito de la Academia, aunque ellos no lo supiesen). Douglas dice respecto a esta decisión “es la única cosa de la que me siento realmente orgulloso en toda mi carrera”. También en 1960, Otto Preminger decidió situar el verdadero nombre de Dalton Trumbo en los créditos de la película 'Éxodo'.

En el año 2012, Kirk Douglas publica su libro “Yo soy Espartaco. Rodar una película, acabar con las listas negras”, donde relata cómo se sucedieron estos acontecimientos. Avanzando por las páginas, uno no puede evitar dudar de la veracidad de ciertas anécdotas y recuerdos (es un mal del que por otra parte adolecen la mayoría de las memorias publicadas). Una de las ventajas de tener 98 años (al margen de seguir vivo, que es una ventaja muy importante sino la principal) es que pocas voces podrán levantarse para contrariarte. Douglas se empeña en mostrarse como el hombre que puso fin a la triste etapa de las listas negras, y por supuesto esa no es la realidad. De todas formas, sí tuvo un gran valor devolver a Dalton Trumbo al lugar que por derecho le correspondía (sin importar las verdaderas motivaciones de Douglas). Dos años después del estreno de Espartaco, Trumbo escribiría un nuevo guión para la estrella norteamericana, 'Los cobardes andan solos'. El propio Kirk Douglas dice que se trata de su película favorita, aquella en la que interpreta su mejor papel. Dalton Trumbo fue un ser humano excepcional, un guionista brillante y un pacifista convencido. En 1971 dirigiría su única película, la sobrecogedora 'Johnny cogió su fusil' (basada en su propia novela homónina).

“Actor, ¡menuda profesión!

Me levantaba a las 6 de la mañana, desayunaba y cogía el coche para ir al estudio.

Maquillaje, vestuario y al plató.

A partir de las 9 de la mañana inventaba el teléfono, conquistaba el oeste, convencía a jurados,

hacía el amor con las mujeres más hermosas del mundo...

Y de pronto, era una estrella”

(Jack Andrus, Dos semanas en otra ciudad)


A Douglas lo hemos visto en dramas, cine de aventuras (merece una mención especial su fantástico personaje en la adaptación de la novela de Julio Verne '20.000 leguas de viaje submarino'), westerns, películas bélicas, comedia e incluso ciencia ficción. Ha probado suerte (de forma mediocre) en la dirección. A lo largo de casi un centenar de títulos, Kirk Douglas lo ha interpretado casi todo. Aún teniendo en su haber varios trabajos brillantes nunca ha sido galardonado con un Oscar (su hijo Michael, por el contrario, ha ganado dos, como productor y como actor). En 1996 sí recibe un Oscar Honorífico que él mismo recoge y agradece con esfuerzos, ya que en 1994 una trombosis le provoca una paraplejía, dificultando gravemente su capacidad del habla. Desplegando interpretaciones sutiles en cualquier género, encuentro su mayor virtud en la extraordinaria potencia que muestra en escena, no existe en pantalla una presencia física más dominante que la de Kirk Douglas. Los movimientos de su cuerpo y mirada inquieta crean una amenaza de agresión constante, una tensión latente inalcanzable para otros actores. Quizá 'Los Vikingos' (Richard Fleischer, 1958), con un Kirk Douglas en plenitud, representa el paradigma de esta faceta casi animal.

Cualquier día llegará la triste e inevitable noticia de su muerte, y quizá entonces podamos empezar a reivindicar el muy preciado valor cinematográfico de una carrera infatigable. No sólo habremos perdido a la última gran estrella del Hollywood clásico, sino también a uno de los más grandes actores de todos los tiempos.

Finalizo con el atrevimiento, de seleccionar mis diez películas favoritas de Kirk Douglas, ordenadas cronológicamente:

1- El ídolo de barro (Mark Robson, 1949)

2- El gran carnaval (Billy Wilder, 1951)

3- Cautivos del mal (Vincente Minnelli, 1952)

4- El loco del pelo rojo (Vincente Minnelli, 1956)

5- Senderos de gloria (Stanley Kubrick, 1957)

6- Los Vikingos (Richard Fleischer, 1958)

7- El último tren de Gun Hill (John Sturges, 1959)

8- Espartaco (Stanley Kubrick, 1960)

9- Los valientes andan solos (David Miller, 1962)

10- El Compromiso (Elia Kazan, 1969)


 

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