El yacimiento de O Castelo, Valencia do Sil, en Vilamartín de Valdeorras, vuelve a ser noticia. Una semilla de uva, datada en el siglo IV de nuestra era, descubierta por los científicos que allí trabajan desde hace cinco años, demuestra la presencia de vides en el lugar y da fuerza a la hipótesis de que “existía un cultivo sistemático de vid en la comarca y, por lo tanto, había vino local”. Así lo cuenta el director del proyecto, Carlos Tejerizo, que explica que como todo en la Ciencia, “este ha sido un proceso muy largo puesto que las muestras de tierra las recogimos en la campaña de 2021 y las dataciones que corroboran el hallazgo, llegaron la semana pasada”.
Antes de solicitar la datación “a un laboratorio en Estados Unidos”, la identificación de la semilla encontrada, pasó por manos expertas internacionales. “En primera instancia, la semilla llegó a manos de Nicolás Losilla, de la Universidad de Granada, pero como él es especialista en otro tipo de semillas y quería asegurarse y colabora mucho con Jérôme Ros, del Centre National de la Recherche Scientifique, el equivalente al CSIC francés, que es uno de los mayores expertos en semillas de uva antigua”, explicó Tejerizo. Y es que la dificultad, según explica, fue grande, al tratarse de un lugar en el que “había habido viñedo hasta prácticamente los años sesenta. Teníamos que asegurarnos de que era una semilla histórica porque sabíamos que el descubrimiento podría ser importante para una zona como Valdeorras, con tanta tradición vitivinícola; la datación lo confirmó”.
Tras el hallazgo, Tejerizo afirma que la hipótesis planteada por los investigadores apunta a que “efectivamente se cultivaba la vid, había vino local, pero es una idea que tenemos que seguir investigando en el futuro con más excavaciones, sacando otras muestras, viendo si siguen apareciendo este tipo de semillas, en qué cantidad, si alguna de ellas a lo mejor se puede corroborar que fue cierto tipo de cultivo, etc.”. Aún así, la hipótesis planteada encuentra apoyo en los numerosos lagares de época romana de la zona de Larouco, bien estudiados por historiadores locales como José Fernández y Santiago Ferrer.
El camino hasta hallar la semilla no ha sido fácil. Según apunta el director del proyecto, “recuperar este tipo de evidencias tan delicadas requiere de una metodología muy precisa de toma de muestras de tierra que después llevamos a un laboratorio donde son procesadas por flotación”. Explica Tejerizo que incluso la forma de excavar tiene que ser “lenta”, es decir, “sacando los depósitos de tierra para poder ver qué cronología tienen, asociando materiales a depósitos, haciendo dataciones, un proceso más allá de sacar tierra, estamos hablando de semillas de milímetros de grosor”.
Por su parte, Francisco Alonso, de la empresa Tempos Arqueólogos y coordinador de las excavaciones en campo en el yacimiento, explica que “no podemos decir que en el siglo IV d.C. hubiera viñedos como los de hoy en día, pero sí sugerir que la uva y seguramente el vino eran partes importantes de las economías del entorno”, y bromea diciendo que sí es “seguro que el vino estaba muy bueno”.
Los datos del hallazgo se expondrán en Santiago
El próximo 24 de noviembre, se presentarán los resultados de este descubrimiento en un seminario internacional que tendrá lugar en la Universidad de Santiago.
Para Carlos Tejerizo, “cobra más importancia si cabe esta jornada por lo que se ha descubierto, pero queremos poner encima de la mesa todos los datos que tenemos y poder discutirlos con los mayores especialistas que hemos podido encontrar. Y por otro lado poner en valor el yacimiento y a la comarca, y toda la labor que se está haciendo allí”.
Para Celtia Rodríguez, co-directora de la intervención, “después de cinco años tenemos mucho que decir, pero seguro que otras visiones e ideas pueden mejorar nuestra aproximación al sitio”. Los especialistas hablarán sobre uno de los yacimientos de época tardorromana más completos de todo el noroeste peninsular.
