La escasa oferta inmobiliaria se agrava para los extranjeros en Valdeorras

Cartel de “se vende” en una vivienda de O Barco de Valdeorras.
photo_camera Cartel de “se vende” en una vivienda de O Barco de Valdeorras.

Las reducidas opciones de arrendamiento en Valdeorras, su alto precio y la falta de documentos lastran el alquiler

El problema de la vivienda de alquiler adquiere tintes muy preocupantes en O Barco. La oferta de pisos es escasa, el arrendamiento de los pocos que hay está por las nubes y muchos demandantes carecen de los documentos requeridos para ser aceptados por los dueños. Esta situación se da principalmente en el colectivo extranjero, donde un buen número de posibles arrendatarios únicamente puede aportar el pasaporte cuando se le solicita la documentación. Ya cuando se le demanda algún documento que acredite los ingresos, la negativa es rotunda, al no poder garantizarlos.

El porcentaje de población extranjera de O Barco es elevado, alcanza un 12,6 % del total. A fecha de 1 de febrero, el padrón provisional tenía registradas 1.697 personas de otras nacionalidades, de un total de 13.413. Las más numerosas son las llegadas desde el país vecino, Portugal: 469, seguidas por los inmigrantes colombianos (287), marroquís (173), venezolanos (120) y brasileños (90).

En la delegación barquense de Cáritas inscribieron a 403 demandantes de ayuda en lo que va de año, del 1 de enero hasta el 18 de abril. Solo el 20,6% de ellos es español (83), siendo mayoría los colombianos (23,82% y 96  personas), marroquís (20,6% y 83) y venezolanos (8,93% y 36), según los datos facilitados por la trabajadora social, Isabel Álvarez.

“Hay un problema con el piso de alquiler”, comentó Álvarez, quien explicó que las delegaciones de la diócesis unificarán criterios en torno a este problema en una próxima reunión.

Y es que no pocas familias que buscan vivienda carecen de la tarjeta de residencia exigida para la firma del contrato de alquiler, además de no poder aportar una nómina que justifique unos ingresos periódicos, pues realizan trabajos que no constan en ningún lugar. Después están unos precios que en no pocas ocasiones alcanzan los 350 o 400 euros, llegando hasta los 500 mensuales.

Esta situación propicia que viviendas con solo dos habitaciones sean ocupadas por seis personas de varias familias y que otras intenten alquilar una sola habitación de un piso, o que pueda darse el caso en el que un arrendatario que vaya a abandonar una vivienda la realquile a otra familia, a pesar de cometer una ilegalidad.

Lista de espera de hasta 60 familias

La elevada demanda y la escasa oferta propicia la creación de listas de espera para alquilar una vivienda. Esta circunstancia la apunta la barquense María Iglesias desde la inmobiliaria que lleva su nombre, donde 60 solicitantes de un piso de alquiler aguardan a que quede libre alguno de los que ya están ocupados.

Esta situación no solo perjudica a los interesados en alquilar el piso, también está afectando a los intereses de la sociedad, pues como comentó Iglesias, un médico que optaba entre trabajar en el Hospital Público Valdeorras o en el Hospital Universitario Lucus Augusti de Lugo le anunciase su propósito de descartar el centro hospitalario valdeorrés por no encontrar vivienda.

La escasez de vivienda para arrendar generó un importante nicho de negocio en la villa barquense. “Cada vez me llama más gente de Madrid para comprar pisos, los arreglan y los alquilan, porque han visto que aquí hay negocio por la cantidad de demanda que hay”, explicó María Iglesias. Uno de los factores que agravó el problema de la vivienda de alquiler son las obras de la carretera de circunvalación barquense, que acercaron a la villa barquense a un buen número de trabajadores, agotando los pisos vacíos.

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