Las inusuales bajas temperaturas y la lluvia en la costa gallega desplazan a os turistas de playa hasta a la ciudad, aunque son visitas de un solo día, para recorrer el casco histórico, comer y disfrutar de las pozas termales

Cuando el otoño asoma en julio

Un termómetro del centro marca 15 grados en pleno julio. (Foto: MIGUEL ÁNGEL)
Muchos son los ourensanos y los turistas que ahora se encuentran de frente con el tópico 'Galicia: mal tiempo'. Y así es este mes. Desde comienzos de julio, el anticiclón de las Azores se encuentra retirado al oeste, desplazado por una ola de frío del norte que desespera ya a residentes y visitantes; es por ello que estas temperaturas otoñales hayan obligado a sacar el jersey, sobre todo a primera hora de la mañana o última de la tarde.
El tiempo mejorará en los próximos días, pero, de momento, no hay mal que por bien no venga. Porque la lluvia y el fresco de la costa gallega desplaza más turistas al interior de Galicia. Y así, Ourense se beneficia de un notable aumento de visitantes, palpable en el casco histórico y en las zonas termales, aunque la Oficina municipal de turismo dice carecer de algún tipo de datos al respecto.

Para este verano, la Confederación de Empresarios de Ourense preveía una ocupación hotelera del 65% en la ciudad. Las previsiones no se cumplen, de momento, porque el mal tiempo desanima a pernoctar en la ciudad o en la provincia pero sí llegan turistas. Son los visitantes 'de playa', que acaban en Ourense llegados desde la costa gallega y empujados por las malas temperaturas. Dedican una jornada a recorrer la ciudad y a disfrutar de su riqueza termal, para regresar por la noche a sus hoteles o apartamentos en la costa.


CHAQUETA Y PARAGUAS

Los ourensanos, mientras, conviven con el frío y hasta la lluvia desde hace tres semanas, tras una ola de calor a finales de junio que sorprendió tanto como el fresco del que tradicionalmente era el mes más caluroso del año. Las piscinas están vacías, sólo se ocupan las terrazas recogidas y es preciso recurrir al paraguas y la chaqueta para salir a la calle, algo impensable otros veranos.

Ayer mismo, la temperatura registrada a media tarde no llegaba a los 18 grados de máxima, mientras las mínimas se quedan en los 14 grados centígrados.

Pero hay esperanza. La situación, según los expertos, tenderá a mejorar a partir de mañana, miércoles, y la temperatura máxima se acercará a los 30 grados el próximo fin de semana. A partir de ahí, el tiempo irá paulatinamente mejorando hasta lograr temperaturas propias del verano y una climatología estable a final de mes.

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