VERANO

Escuchar música, antídoto para casi todo

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photo_camera La música, además de relajarnos, contribuye a mejorar el rendimiento físico, entre otras cosas. (EFE)

Seguimos utilizando la expresión "la música amansa a las fieras" para referirnos a la capacidad que tiene para combatir los comportamientos nerviosos... pero sus beneficios van mucho más allá

Se dice que Orfeo heredó el don de la música de sus padres, Apolo y Calíope, y que cuando tocaba la lira, los hombres se reunían para escucharlo y hacer descansar sus almas. Además, fue así como logró enamorar a Eurídice y dormir al terrible Cerbero. De ahí la expresión "la música amansa a las fieras".

Siglos después, seguimos utilizándola para referirnos a la capacidad que tiene para combatir los comportamientos nerviosos o agresivos. Pero los beneficios que produce la música en las personas van mucho más allá.

En primer lugar, mejora el rendimiento cuando practicamos deporte por su efecto estimulante y disminuye la sensación de cansancio y de fatiga. Reduce la tensión muscular y facilita la coordinación de los movimientos del cuerpo.

También incrementa la concentración y la capacidad intelectual, al aumentar la retención de información.

Además, según algunos estudios, contribuye a mitigar ciertos dolores crónicos derivados de enfermedades como la artrosis o la artritis. Algunos hospitales ofrecen terapia musical como parte del tratamiento de estas enfermedades, ya que la música hace que el cuerpo libere endorfinas que actúan como analgésicos naturales.

Pero sus efectos positivos van mucho más allá: nos ayuda a dormir mejor. Las canciones suaves y relajadas contribuyen a un sueño más reparador debido a sus propiedades antiestrés.

También mejora el vocabulario y la capacidad de lectura.Cuando tocamos un instrumento, sin darnos cuenta, estamos mejorando otros aspectos de la comunicación humana.

Y, para terminar, su capacidad relajante. Platón recetaba música para aliviar la angustia, afirmando que “el regalo de la música lo había recibido el hombre, no para danzar y bailar, sino para calmar el alma”. Su poderosa influencia en el cuerpo y en la mente reduce el estrés, modifica el estado de ánimo y e intensifica las emociones, aspecto del que se ha aprovechado el cine desde que sus inicios, cuando todavía era mudo, para realzar la fuerza de las imágenes.

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