VERANO | MÚSICA

Más de dos décadas con el Náutico

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photo_camera En este oasis musical, los estilos no importan para conseguir reunir a visitantes de todo el territorio nacional a las playas de O Grove.

El Naútico de O Grove es el perfecto cuarto de juguetes para un músico. Es el lugar elegido por cientos de apasionados de la música, donde las melodías fluyen por las aguas de las playas  de San Vicente. 

De los auditorios a los arenales, los músicos viajan hasta la última playa de San Vicente do Mar, en Pontevedra, para llegar a reunir en una cantina playera a más de 400 personas en una noche de concierto.

Más de 24 años siendo el escenario de un estilo de vida propio, Miguel de la Cierva nunca se imaginó el relieve que alcanzaría su proyecto. El Naútico es de día un chiringuito y de noche una sala de conciertos. Todos los que van, repiten. Tanto visitantes como artistas.

La andadura comenzaba en el 1993 con el concierto del grupo ferrolano Los Limones. "Con ellos se abrió una aspiración algo absurda de pensar que grupos famosos irían al bar de una playa tan alejada", reconoce Miguel de la Cierva. "En aquel momento, la banda estaba muy bien situada y les había gustado mucho la experiencia, habían vivido algo muy especial. Me quedé sentado explorando algo que no podía ir más allá de un sueño e intenté reproducir esa experiencia". A partir de este momento, el artífice del Naútico, se fue a recorrer media España con un álbum de fotos como maleta para lograr su sueño. Se puso en contacto con los managers de los grupos más conocidos de los 90 y les invitó a tocar en O Grove.

EL COMIENZO DE TODO

En el Naútico surgió de la nada un inesperado universo musical. Miguel de la Cierva no esperaba ser músico ni crear este epítome de la diversidad artística: "Mi hermano mayor tenía una guitarra y cuando él se iba, yo la cogía a escondidas. Estudié sonido pero no me gustaba la forma de vida de los técnicos de sonido y decidí emprender esta nueva trayectoria porque aquí se puede aunar un poco todo. Me gusta la música y soy más el propiciador de esto. Mis roles son organizar, llevar adelante ideas y poner medios para que los que sí tocan bien, disfruten".

El responsable del oasis de San Vicente se decantó por el Naútico porque reúnía las condiciones perfectas y con muchísimas posibilidades de hacer conciertos en él. "Se han ido haciendo las cosas necesarias para que toda la gente que viniese fuesen los embajadores, trasmitiesen de boca a boca que había un sitio con una mocedad muy buena y buen ambiente de conciertos", asegura de la Cierva.

PROGRAMACIÓN VARIADA

La diversificación y la variedad es clave para el éxito del Naútico de San Vicente do Mar. Cuentan con artistas y estilos desconocidos y otros punteros que están en boga. "No son iguales los días de semana que los sábados y domingos o que julio y agosto. Aquí cabe música de diferentes estilos para diferentes públicos.Para un sábado de agosto hay que programar acorde a un contexto de gente que quiere divertirse y celebrar las vacaciones con sus amigos y quieren bailar. No tendría sentido elegir un concierto de jazz o un estilo de música más seria", explica de la Cierva.

El chiringuito, situado frente al Atlántico, cuenta con el espacio y el entorno adecuados para ofrecer tanto un ambiente de concierto como teatros de pequeño formato, monólogos cómicos, y actuaciones de bailes foráneos como el tango: "a veces son un poco más dificiles de programar cosas en términos de sostenibilidad, pero que enriquecen la programación. Proporcionan una experiencia muy buena aunque tengan menos repunte en comparación con los conciertos de artistas más conocidos. Además es la llave para programar cosas que de por sí no serían sostenibles".

ANTONIO VEGA

"Hemos tenido el privilegio de contar con un cartel de lujo en el bar", valora de la Cierva. "La chica de ayer" ha sonado muchas veces frente al mar. El añorado Antonio Vega llegó a ofrecer entre cinco y seis conciertos a lo largo de la historia del chiringuito. "A la gente de aquí nos une una fuerte amistad con su familia y su banda", asegura de la Cierva.

El escalafón de cada grupo no es un condicionante para que el Naútico haga disfrutar tanto al intérprete como a los espectadores: "Todos ayudan al bar a que siga existiendo tal y como es. Son muy importantes en toda la parte espiritual de este sitio".

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