De piedra parecen haberse quedado los recordados Reverter y Colemán al ver lo que se les venía encima.
El Alpinche, de todos los ourensanos y adorno de una de sus calles principales, sometido y objetivo de posado y cámara fotográfica. El dicho de la calle es de todos adquiere aquí su significado más absurdo ante la manifiesta falta de sensibilidad de modelo y fotógrafo.