En el momento en que se inauguró la Casa del Pueblo de Progreso (1929), comenzó a mostrarse como innecesario el mantener abierto el Círculo Católico, llegando incluso a estar casi abandonadas las instalaciones
Nació con una altura, y aunque era muy espacioso debido a la profundidad del solar, (desde la calle Paseo hasta donde hoy discurre Juan XXIII eran toda una sucesión de barracones donde se daban clases prácticas a los socios del Círculo Católico de obreros (primeros ocupantes); ebanistería, carpintería, mecánica, etc.), ofrecía pocas comodidades para el uso al que se le quería destinar en su segunda etapa.
En el momento en que se inauguró la Casa del Pueblo de Progreso (1929), comenzó a mostrarse como innecesario el mantener abierto el Círculo Católico, llegando incluso a estar casi abandonadas las instalaciones.
En esa situación estaba el edificio cuando los tristes acontecimientos del 36 facilitaron que el inmueble pasara a ser gestionado por el ejército, que también se hizo cargo del edificio que hoy ocupa la subdelegación de Gobierno (como sabéis ahí habían estado los Maristas, Cisneros y durante la epidemia gripal del 18 había sido hospital).
Según mis informadores, en ese tiempo se le dieron las nuevas alturas y se convirtió en residencia de oficiales y tropa; el siguiente paso, nos lleva a mediados de los años cuarenta cuando el Obispo Blanco Nájera recupera la propiedad para la Iglesia y decide convertirlo en Noviciado del Divino Maestro, congregación religiosa que bajo los auspicios del propio Obispo acababa de nacer. Esa es la fotografía de hoy.
Estad atentos porque de este edificio saldrán otras dos fotografías que permiten ver cómo fue su evolución en el tiempo.
