La edición de este folleto fechado en 1919, y de título un tanto impreciso, celebraba los 50 años de la llegada de los Paules al santuario de Los Milagros en 1869 . De autor anónimo, impreso en la imprenta “Vilamala” de Barcelona , con poco más de una cuarta de altura y 40 páginas, su primera página la ocupan una foto de la Virgen del Santuario y la letra del himno dedicado a la misma.
En poco mas de cinco paginas se cuenta la historia de la devoción a esta Virgen que comienza en el siglo IX, cuando los Condes de Caldelas y el de Pena entran en guerra sin que se conozca, según el autor del folleto, el motivo de tan trágica decisión. El de Pena se alía con el de Sandiás y, viéndose apurado, el de Caldelas pide ayuda a la Virgen –a ninguna determinada – prometiéndole, como es habitual en estas circunstancias, que si le ayuda le dedicara una Ermita en su honor. Como también es habitual en estos casos, la Virgen ayuda al de Caldelas, quien cumplió su promesa construyendo la ermita a la que llamo “La Defensa”.
Lo que no pudieron evitar ni el Conde ni la Virgen fue que con el tiempo la devoción de los vecinos decayera y la imagen acabara desapareciendo de su peana. Unos años después, como también suele ocurrir en estas historias de Vírgenes rurales, una pastorcita encontró la imagen tirada en el campo. Se lo contó al cura de Lamamá quien dudó mucho si creerla.
Convencido por fin el señor párroco se construye una capilla con el nombre de “Los Milagros”. Pero otra vez la devoción se apaga, hasta que en el XVIII la curación milagrosa de un paralítico provoca la construcción del magnifico Santuario que conocemos, encargándose de su funcionamiento los Padres Paules desde 1869 hasta hoy. La devoción a esta Virgen atrajo a multitud de devotos de toda Galicia, incluso la madre de Franco ofreció a su hijo para que cuidara de él durante la guerra de África
El folleto contiene además una breve biografía de San Vicente Paul y varias oraciones dedicadas a la Virgen milagrosa con las que se ganan numerosas indulgencias, en algún caso con solo mirar a la sagrada Hostia mientras se reza. (Fondo Biblioteca Diputación).
