El ‘circuito’ de Santa Cruz de Arrabaldo acogió la XII Bajada de Carrilanas, que despertó expectación y atrajo mucho público

Solos ante la imaginación y la fuerza de la gravedad

La carrilana bautizada como ‘Flecha’, fabricada a imitación de un viejo Audi, recibió un premio especial por su diseño. (Foto: Miguel Ángel)
En las antípodas de la alta tecnología que prima este fin de semana en el Gran Premio de Valencia de Fórmula 1, Santa Cruz de Arrabaldo fue escenario de una competición que lo fio todo a la imaginación y a la fuerza de la gravedad.
Con estas dos motores, simples y poco contaminantes, los 54 participantes finales en la XII Bajada de Carrilanas de esta localidad lograron entusiasmar a un público entregado, y que empujados por el buen tiempo y el atractivo que emanaba de la cita, llenaron algunos de los tramos por los que transcurrió la prueba.

Hechas las verificaciones técnicas y administrativas, a las 18,00 y 19.30 horas comenzaron las dos bajadas cronometradas oficiales, en las distintas categorías, válidas para el campeonato gallego, regulado por la Federación de Deportes de Inercia. En un circuito de 1.200 metros, de los que 300 resultaban especialmente emocionantes y vertiginosos, logró imponerse en la categoría neumática de tres ruedas, la carrilana ‘Carbonilla’. ‘Johny Car’, por su parte, salió victorioso en la modalidad neumática de cuatro ruedas.

‘Kamikaze’ logró el mejor tiempo en la suma de las dos cronometradas en la categoría de rodamiento individual. La prueba colectiva fue para ‘Os argentos’.

La prueba de bicicleta, denominada Gravity bike, tuvo en ‘Valero’ su vencedor. Por último, en la categoría de carrilanas de madera, ganó ‘Quadriga’. La fiesta se coronó con una cena popular y una discoteca móvil.

Los vecinos de O Val abren las bodegas y reinventan la fiesta


Llega el verano y la población quiere fiestas, ruido, compañía. Cualquier cosa vale para escapar a la rutina laboral y la seriedad del resto del año. En el pequeño pueblo de O Val, en el término municipal de Rubiá, al este de la provincia, pensaron en aprovechar las características bodegas de la zona para ‘edificar’ sobre ellas su gran fiesta estival.

Lo primero fue ponerle nombre, y después de darle vueltas y vueltas, para no caer en denominaciones ya ocupadas, concluyeron que el evento se denominaría ‘Convivencia nas adegas’. Y ayer, a partir de las 20.00 horas, quedó inaugurado un acontecimiento con vocación de repetirse anualmente. Los 55 habitantes que cotidianamente residen en O Val, más los familiares que incrementan la población en el mes de agosto, más los invitados, más los que se sumaron al conocer que habría bodegas abiertas, ambientaron el pueblo durante varias horas.

Las 11 bodegas que los vecinos abrieron a los participantes, y previo pago de seis euros, ofrecieron de comer y beber a cuantos se acercaron a la aldea a disfrutar de una oferta cuyo manjar más interesante fue la convivencia en un ambiente tan agradable y fresco como estos días son las bodegas. La fiesta estuvo amenizada por una charanga.


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