Microplásticos

Echo and the Bunnymen se formaron en Liverpool, como The Beatles. Decidieron llamarse así precisamente por Echo, la caja de ritmos que empleaban en sus primeras actuaciones. En la década de los 80 triunfaron gracias a su especial sonido y a la voz peculiarmente profunda de su líder, Ian McCulloch. Sostiene Aloysius que todavía conserva varios de aquellos primeros álbumes suyos. Cuando el grupo inicial se disolvió para renacer  más tarde de sus propias cenizas, el cantante Noel Burke, de Belfast, sustituiría al inolvidable McCulloch. Entonces grabaron un tema, “Inside you, inside me”, que nos viene al pelo para el tema de hoy. 

Según un reciente estudio publicado en la revista Environment International, un grupo de científicos especializados en estudios toxicológicos y medioambientales de la Universidad de Vrije de Amsterdam (Países Bajos), detectó la presencia de diminutas partículas de polímeros en la sangre de 17 personas en un grupo de 22 analizadas. Más concretamente, estos microplásticos eran fundamentalmente restos de PET, tereftalato de poliestireno, un polímero plástico fabricado en varios formatos y que puede transformarse mediante diferentes procesos industriales. 

Actualmente es uno de los termoplásticos más resistentes del mercado, apreciado por su transparencia y cristalinidad, componente fundamental de botellas y tejidos textiles. Los investigadores neerlandeses mejoraron su metodología de trabajos anteriores para respaldar la hipótesis de que la exposición humana a partículas de plástico permite su absorción en el torrente sanguíneo. Además, reportaron una amplia variabilidad individual, pudiendo influir en ella otros factores determinantes. Especificaron que la concentración de micropartículas de plástico era la suma de todas las rutas de exposición potenciales: por contacto con las mucosas de los aparatos respiratorio y digestivo, mediante inhalación e ingestión, pero también la contaminación ambiental. Y en algunos casos especiales, por absorción cutánea, siempre y cuando la piel de la persona estuviera dañada. 

Dentro de la lista de posibles fuentes de microplásticos, los investigadores incluyeron algunos dentífricos, en cuya composición figuran poliestirenos, o los PET presentes en los brillos labiales. Estos plásticos también pueden encontrarse en algunos implantes dentales o en determinadas nanopartículas poliméricas incorporadas a medicamentos para el tratamiento de enfermedades del sistema nervioso central. Para hacernos una idea, los microplásticos son diminutas partículas de entre 1 y 5 milímetros resultantes de la descomposición de los residuos de medicamentos y de otros productos que los contienen. Como no son biodegradables, pueden absorberse por los humanos, los animales y otros organismos.

Como decía la canción, ya se encuentran dentro de nosotros. En estos tiempos de guerra y pandemia, los microplásticos pueden convertirse en un peligro adicional para nuestra salud. Solamente nos queda recordar que Echo and The Bunnymen se hicieron muy famosos con otra canción suya, “The Killing Moon”. Era lo que nos faltaba.

Te puede interesar