Corren tiempos de cambio: el mundo, la sociedad y el alumnado inevitablemente evolucionan e inherentemente, el profesorado debe no solo adaptarse a esos cambios si no que ha de crecer, aprender, evolucionar y caminar de su mano. Vivir en una transformación constante. La realidad actual exige que como docentes tengamos que replantearnos nuestra tarea pero a la vez nos da una gran oportunidad: la de volver a enamorarnos cada día de nuestra profesión.
Es un bonito camino pero todo es mejor cuando se hace en buena compañía. Hace escasos seis meses, mientras participábamos en una formación nos dimos cuenta de lo ideal que sería contar con un espacio de encuentro para profesionales de la educación que, como nosotras, necesitaran un foro de consulta, un tiempo de escucha, de debate, de compartir. No nos referíamos a un contexto formal, ni homologado, la idea que rondaba nuestras cabezas era más “cotidiana”: un espacio de esparcimiento, una tarde cualquiera, con un picoteo y una bebida delante, sin prisa, sin estar pendientes del reloj; un tiempo para nosotras… “¿Y si lo hacemos?”. Ese mismo día decidimos lanzarnos a la aventura. Esta es la razón de ser de Meriendas Pedagógicas.
Somos Ana Lorenzo, maestra de Educación Infantil y Primaria, actualmente maestra tutora de Educación Infantil en el CEIP Carlos Casares de Xinzo de Limia y Nuria Feijoo, maestra de Educación Infantil, Primaria e Inglés, actualmente tutora del primer ciclo de Educación Primaria en el CEIP Plurilingüe Calvo Sotelo de O Carballiño, firmes defensoras de que “si te atreves a enseñar nunca dejes de aprender”.
Las meriendas pedagógicas son encuentros informales con y para profesionales de la educación inquietos que quieren compartir experiencias, recursos y diversos puntos de vista. Nacen como un espacio donde darle una vuelta a la práctica docente, ir más allá de lo establecido y... ¡abrir melones! Y, por supuesto, entre risas y picoteo, que es como mejor trabajan las neuronas. Están pensadas para todo tipo de personas relacionadas con el ámbito educativo de carácter tanto público como concertado o privado: profesionales de la etapa 0-3, maestros, estudiantes de magisterio, opositores, equipos directivos... La gran mayoría de los participantes no se conocen previamente por lo que es una excelente oportunidad para establecer lazos, compartir un “trocito” de la práctica docente y crear tribu.
Cada sesión es diferente porque los propios participantes deciden la temática principal a través de un formulario online. También tienen cabida momentos más prácticos para compartir experiencias, dinámicas… La única sección que se repite en todas las meriendas es la de “melones pedagógicos”: en momentos determinados de la tarde, se sacan a debate y discusión temas o cuestiones relacionadas con educación que suelen ser controvertidas y/o espinosas, por ejemplo... ¿deberes sí o no?, ¿presencia de las familias en el aula y cómo gestionarla?... En algunas ocasiones se abre una sección llamada “píldora de conocimiento”: un experto/a en algún tema relevante da una pincelada teórica o práctica sobre el mismo. Una vez finalizada la merienda, recogemos todo lo hablado en un cuadro-resumen y lo enviamos a todas las personas participantes.
Más participantes cada día
Nuestro altavoz, ¿cómo no?: Instagram. Se ha convertido en un espacio de convivencia para la versión digital del claustro. Con 15 días de antelación aproximadamente se publica la fecha a través del perfil oficial de @meriendaspedagogicas y para inscribirse basta con enviar un correo electrónico a [email protected]. ¿El lugar de celebración? Algún local de hostelería de la ciudad de Ourense pero lo mantenemos en secreto hasta el día anterior, haciéndoselo llegar solo a los participantes inscritos. Hace apenas una semana celebrábamos una sesión en la que llegamos a participar 15 personas: cada mes somos más, con más fuerzas, ganas e ilusión, sin responder a un perfil concreto (lo que nos enriquece más si cabe) y eso solo tiene una explicación, y es que sí, no hay duda: una nueva educación es posible y está en nuestras manos. Hagamos del cambio una tradición.
